Torreparedones Torreparedonescontinúa reclamando su sitio en el mundo arqueológico. Ahora, una excavación limitada a documentar varios restos ha supuesto una «sorpresa mayúscula», en palabras del arqueólogo municipal de Baena, José Antonio Morena. Se han hallado exvotos zoomorfos, concretamente de caballos, «que se conocen en el mundo ibérico y son evidencia de otro santuario que tenía la ciudad posiblemente en uso al mismo tiempo que el que ya conocemos». Añade que no se ha encontrado ninguna estructura asociada, debido a que no en todos los lugares de culto había edificios.

En rueda de prensa, Morena explicó que en las sociedades antiguas se rendía culto a este animal que era fundamental en la vida diaria. Este santuario está situado fuera de la propiedad municipal del parque arqueológico de Torreparedones, a unos 500 metros del otro santuario y a unos 300 de la puerta oriental. «Es algo único, extraordinario, porque no conozco ninguna ciudad que tenga dos santuarios en uso al mismo tiempo», afirmó.

Pero no ha sido el único descubrimiento. El concejal de Cultura, Javier Vacas, explicó que tras unas «remociones de terreno clandestinas» en la necrópolis romana situada junto al centro de recepción de visitantes, aunque fuera de la propiedad municipal, se llevó a cabo una excavación arqueológica para documentar una serie de posibles estructuras de presumible carácter funerario. Para esto ha sido necesario el permiso del propietario del terreno y, tras informar a la Delegación Provincial de Cultura, el arqueólogo municipal presentó el proyecto de actividad arqueológica, que fue tramitado por vía de urgencia, autorizado el 17 de septiembre y finalizado este lunes.

Morena indicó que la excavación se ha limitado a documentar los restos localizados en tres sectores. En dos de ellos se han encontrado varias tumbas, «una de ellas individual consistente en una urna de piedra caliza que estaba encastrada en un gran sillar de piedra, pero que no conservaba la tapadera». Ha sido extraída y será expuesta en el Museo Histórico Municipal. Al lado se pudo documentar un depósito a modo de ajuar consistente en un cuenco de cerámica, una urna también de cerámica con decoración pintada de tradición ibérica y un ungüentario-anforisco de vidrio que permite datar la tumba en la primera mitad del siglo I d.C. La otra es una tumba colectiva, de tipo familiar, y semihipogea, es decir, subterránea, aunque «estaba parcialmente destruida y saqueada de antiguo, con alteraciones más recientes». Solo se han recogido restos muy fragmentados de las urnas de piedra y un cuenco-tapadera de otra urna de cerámica.

Según Morena, se trata de un enterramiento «muy interesante» desde el punto de su tipología, pues es el tercer caso de este tipo que se documenta en Torreparedones y «podría decirse que exclusivo de esta ciudad». Está construida con fábrica de opus quadratum y su singularidad viene marcada por una repisa de piedra moldurada que recorre la cámara funeraria y sobre la que estarían colocadas las urnas y los ajuares. Debió pertenecer a una familia de alto poder adquisitivo en el siglo I.

En el último sector se esperaba detectar otra tumba, pues ya en el año 2011 se descubrió una inscripción funeraria romana de un matrimonio. Sin embargo, no había ninguna evidencia de restos humanos, inhumados o incinerados, por lo que es posible que la lápida no estuviera in situ. La sorpresa ha sido el hallazgo de siete exvotos zoomorfos de piedra que representan caballos, que pueden fecharse en el siglo I d.C. y deben relacionarse con un santuario que estaría dedicado a una divinidad protectora de dicho animal. Todas las piezas pasarán al museo. Ahora se ha dejado todo cubierto y se documentarán los hallazgos.