La Cueva del Ángel de Lucena sigue desvelando sorpresas para la comunidad científica internacional. Su potencial arqueológico vuelve a plasmarse a través de un estudio, el primero que aborda el ADN humano de los restos hallados en la sima lucentina, que permite concluir que ya hubo un proceso migratorio desde la África subsahariana a la Península Ibérica hace 3.600 años. El resultado de este trabajo de investigación fue presentado ayer por el director de la excavación arqueológica de la Cueva del Ángel, Cecilio Barroso, junto al antropólogo Francisco Bermúdez, y el concejal de Patrimonio Histórico, José Cantizani.

El hallazgo revela el primer testimonio de origen africano subsahariano en el ADN de un individuo europeo de la Prehistoria. Hasta estos momentos, había constancia que esa interacción entre los habitantes de África Central y Oriental y los de la Península Ibérica, y por ende de Europa, se remontaba a la época de dominación islámica (siglo VII d.C), sin embargo las conclusiones del estudio de los restos humanos hallados en la Cueva del Ángel permiten adelantar esa datación cronológica hasta la Edad del Bronce, hacia el 1.600 a.C. aproximadamente. Esta afirmación forma parte de un estudio más amplio hecho a partir de muestras de huesos humanos localizados en el norte y el sur de la Península Ibérica, dirigido por la profesora Gloria González-Fortes, de la Universidad de Ferrara. Según Francisco Bermúdez, «la gran sorpresa de este estudio la ha dado un individuo que habitó la Cueva del Ángel hace 3.600 años y cuyos restos humanos aparecieron en la covacha».