Los trabajos de búsqueda de fusilados por la represión franquista que se llevan a cabo en el cementerio Virgen de Araceli de Lucena han dado sus primeros frutos con la localización de los restos óseos de cinco personas. Según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas a la excavación, con antelación a la festividad de Nochebuena, responsables de esta segunda excavación, en presencia del alcalde de Lucena, Juan Pérez, informaron a varios familiares de las víctimas de la aparición de estos restos, si bien no se ha querido dar información al respecto. Según estas fuentes, los restos pertenecerían a cinco jóvenes varones de entre 20 y 30 años. Los trabajos, que se pretendían dar por concluidos el día 22 de diciembre, continuarán los próximos días, manteniéndose abiertas varias fosas.

La segunda fase de la búsqueda de cadáveres de víctimas represaliadas del franquismo en el cementerio de Nuestra Señora de Araceli avanzaba sin resultados positivos a primeros de diciembre, después de que en la primera excavación tampoco se obtuvieran resultados. Sin embargo, la insistencia de los familiares de las víctimas ha hecho posible que se vuelva a actuar en una zona contigua a la anterior, donde se han realizado 8 catas, apareciendo un elevado número de huesos pero que no se correspondían inicialmente con la búsqueda. Se trataba de huesos desplazados de otras zonas y tumbas del mismo cementerio, que fueron arrojados en otras épocas.

Un equipo de la Universidad de Granada, bajo la dirección de Francisco Carrión, ha seguido trabajando y finalmente ha podido encontrar estos cinco cadáveres, cuyos familiares esperaban para ofrecerles un lugar más digno en el camposanto.

Respecto a los datos sobre los fusilados en el cementerio Virgen de Araceli, el historiador Arcángel Bedmar ha cifrado la cantidad mínima de víctimas en 124, de las que 92 eran de Lucena, 21 de la aldea de Jauja y 11 de Las Navas del Selpillar, pero apunta que una parte de ellos no murieron ni se enterraron allí.

Sobre la búsqueda de estos restos, Carrión explicaba en la primera fase de la excavación que, «por los testimonios que nos llegan, sabemos que pasaban por la puerta los carros y directamente, en tanda, iban arrojándolos a la fosa», y recuerda que la devolución de los restos a sus familiares «es una tarea compleja, pues el franquismo, aparte del asesinato, utilizó un método de ocultación de los restos».