El cierre perimetral de Lucena durante este puente supone un duro golpe al comercio, a la hostelería y restauración, que ya venía padeciendo los efectos de las medidas adoptadas en septiembre y que ve la situación con impotencia y pesimismo. Durante el día de ayer, el comercio se desenvolvía con frialdad por la falta de clientela, a la espera de que entre con mayor asiduidad y dé la espalda al comercio online, que está haciendo muy difícil la supervivencia. El comercio del mercado de abastos se movió con cierta normalidad y en los centros comerciales se notó la menor afluencia de vecinos de toda la comarca y zona de influencia, que, a diario, y especialmente los fines de semana, se desplazan para hacer sus compas semanales.

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El sector de la restauración es el que más ha notado estas medidas por los horarios de cierre por la noche y por el desplazamiento de los vecinos a zonas de segunda residencia. Las entradas y salidas de Lucena están siendo controladas de manera aleatoria por las fuerzas y cuerpo de Seguridad para evitar los desplazamientos innecesarios.

Por otro lado, el Ayuntamiento se vio obligado a suspender ayer por falta de público algunas actividades previstas.

El confinamiento perimetral de Puente Genil, junto a los 28 municipios del área sanitaria sur, ya ha hecho mella en la actividad comercial. Aunque no ha frenado al 100% la actividad, pero «el movimiento se reduce», apunta una comerciante que tiene un negocio de ropa y complementos. Estas medidas «coinciden con el final de mes, que suele ser más flojito», y se nota «el miedo que tienen algunas personas». Aún así, añade, «estoy observando que hay mucha gente que intenta seguir adelante». Cuando se nota más el freno de la actividades es por las tardes, «son mucho más tranquilas”. Sin embargo, otro comerciante dice que esta situación está sacando «el color más humano, hay muchas personas que arropan al comercio local».

En la principal arteria comercial de Puente Genil, la Matallana, la vida transcurre más lenta. Allí hay disponibles seis locales, algo inusual, y hay tránsito de peones, pero menor. Igual ocurre en las cafeterías que en pleno puente estarían sin una plaza libre, por lo que se nota que las medidas han dejado a más pontanos en casa. Los comerciantes aseguran que aproximadamente han perdido durante la pandemia el 30% de las ventas.

El confinamiento perimetral de Cabra no ha impedido que la vida continúe con la normalidad que permite la pandemia, como se ha visto desde la tarde del viernes en calles, comercios y establecimientos hosteleros, lugares a los que los egabrenses continúan acudiendo para realizar sus compras y disfrutar de momentos de convivencia. En el caso de los comercios hubo gran afluencia al mercado de abastos y establecimientos de alimentación y en algún supermercado muchos de sus productos llegaron a agotarse.