La «fiera» de La Rambla, como denomina el catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Quesada, a la escultura zoomorfa descubierta en la población de la Campiña a finales del mes pasado, ha puesto de manifiesto la importancia de la cultura íbera y el protagonismo principal que la provincia de Córdoba tiene en ella.

Los íberos ocuparon una zona que va desde el sureste de Francia, pasando por la cornisa mediterránea de Cataluña, Valencia y Murcia, hasta Andalucía, con una importante penetración en el Valle del Guadalquivir, principalmente en Granada, Jaén y Córdoba, provincias donde esta cultura autóctona, con influencias fenicias y griegas, adquirió su mayor plenitud y máxima expresión durante todo su periodo histórico, que transcurre desde el siglo VI antes de Cristo hasta la instauración del Imperio romano por Octavio Augusto.

Y la provincia de Córdoba destaca en el mundo de esta cultura en lugar preeminente, junto a Jaén, por encontrarse presentes las diversas épocas por las que atravesó durante su evolución la cultura. Hallazgos que destacan por la calidad y acabado de las piezas encontradas. A esto hay que añadir un importante patrimonio urbanístico, religioso cultural, principalmente en el Valle del Guadalquivir y en la Subbética.

Una cultura que para el profesor Quesada es «excepcionalmente atractiva, con una cantidad, variedad y calidad de restos muy notables», tanto en poblados, mundo funerario, escultura o santuarios

En urbanismo, Quesada destaca en la provincia varias ciudades y poblaciones íbericas de importancia, como Ategua, una ciudad muy importante ya desde el periodo orientalizante. Cuando se excave en extensión puede dar una importante información sobre la fase antigua del mundo íbero desde el punto de vista urbanístico y de fortificaciones.

El Cerro de las Cabezas, en Fuente Tójar, un yacimiento extenso, con fortificaciones y murallas desde el siglo VI a.C. , para conocer la fase antigua ibérica, junto al Cerro del Minguillar, en Baena. Para las denominadas fases plena y tardía, el Cerro de la Cruz, en Almedinilla, un yacimiento excepcional por su conservación y por su relevancia histórica. Se trata de un poblado muy bien conservado, que fue destruido de forma violenta en época de Viriato (mediados del siglo II a.C.), y que conserva habitaciones, molinos, talleres, almacenes, calles, azoteas, patios, semisótanos que proporcionan una información como pocos yacimientos íberos. Numerosas piezas halladas en este poblado se encuentran en el Museo del Río Caicena, dirigido por el arqueólogo Ignacio Muñiz, que informa que de los numerosos yacimientos que existen en la provincia solo dos son visitables por el momento, el Cerro de la Cruz y Torreparedones. Cabe destacar la importancia de Torreparedones, excavado por José Antonio Morena, director del Museo Arqueológico de Baena.

Santuarios

La provincia de Córdoba también destaca en este apartado, aportando santuarios en cueva, urbanos y extraurbanos, como los dos santuarios de Torreparedones, excavados por Morena. En el más antiguo aparecen exvotos de época tardía iberorromana de piedra, y un hallazgo reciente de hace algo más un mes, otro santuario en un punto distinto de la ciudad, dedicado a una divinidad ecuestre, con exvotos de caballos.

El mundo funerario es igualmente rico, principalmente en la Subbética se encuentran importantes necrópolis, como la de los Collados, en Almedinilla, que según Quesada, dará «más sorpresas», al igual que las necrópolis ibéricas de Torreparedones, por descubrir.

Escultura

La estrella actualmente es la «fiera» de La Rambla, el felino íberico hallado hace días, la animalización de la idea de la fiera, aunque no es una excepción, al tratarse la provincia de Córdoba como una de las más ricas en escultura íbera de época antigua hasta la romana, y una muestra de ello es la cantidad de leones aparecidos en el término de Baena, donde Morena tiene documentados 15 leones y otras figuras en un estudio pendiente de publicación. Suelen asociarse al mundo funerario, a grandes cementerios o a tumbas aisladas, aunque hay que tener en cuenta que también pueden encontrarse en monumentos conmemorativos o heroicos, como subrayan Quesada y Morena.

Córdoba cuenta con numerosas piezas zoomorfas, la mayoría en el Museo Arqueológico, de gran calidad, como el león de Nueva Carteya, el toro de La Victoria o un león pequeñito del cortijo de Quintos.

Nuevos monumentos

También destaca la provincia en nuevas tipologías, como el complejo aristocrático que se está excavando en el Cerro de la Merced de Cabra, por el equipo de Quesada, que parecía ser una pequeña torre-atalaya y resultó un complejo con terrazas, escalinatas de piedra, muros de contención, un edificio de dos plantas con gruesos muros, en definitiva, un complejo palaciego, todo ello por no hablar del reciente hallazgo en las cercanías de Montemayor de un carro íbero con cuatro ruedas, elementos metálicos, yugo y arreos de caballos, en lo que quizá fue la necrópolis de la antigua ciudad íbera de Ulia.

Aunque se desconoce la lengua íbera, se tiene un gran conocimiento de esta cultura. Se conoce su estructura social, sus ritos funerarios, sus creencias de ultratumba, su visión del mundo, sus relaciones con el Mediterráneo, su participación como mercenarios. Una cultura conocida en estos aspectos. Pero lo que se está descubriendo en la última década, en particular en Córdoba está suponiendo cambios sustanciales en la comprensión de la sociedad íberica. Con este patrimonio la provincia de Córdoba se muestra excepcionalmente rica en esta época de su historia, riqueza que la proyecta como una zona en pleno auge de investigación, aunque queda todavía mucho por hacer. Todo a mayor gloria de los íberos.