Familiares, amigos y vecinos de Antonia Cañadillas Padilla, madre de Antonio, Manuela y Ángeles Zurera, la mujer desaparecida hace once años en Aguilar de la Frontera, le han dado su último adiós en la parroquia de El Carmen.

Calificada por todos los que la conocían como una mujer luchadora, amable y generosa, ha dejado roto el corazón de sus familiares y de quienes viven y conocen Aguilar. Desde que en marzo del 2008 desapareció una de sus hijas, Angelines, no ha pasado un solo día sin pedir que sea buscada y localizada. Cada año que pasaba se incrementaba la desesperación y, a pesar de ello, no se ha rendido y siempre ha mantenido la esperanza. Lazos verdes en las rejas y ventanas de abundantes casas del pueblo siguen velando por ese anhelo.

Antonia era el centro del núcleo familiar, junto a su esposo. Una familia unida que, día a día, recordaba la presencia de Angelines y visibilizaba su pérdida a través de las redes sociales. Ha habido numerosas búsquedas, batidas y peticiones de investigación, pero nunca demasiadas para alcanzar su objetivo, la ansiada respuesta de dónde se encontraba su hija desaparecida. Dolor y amor a partes iguales, durante estos once años velando los días. Once años en los que Antonia Cañadillas y su familia han vivido un duelo infinito e ininterrumpido por el desconocimiento acerca del paradero de Ángeles Zurera. Cuatro mil quince días pidiendo que sea buscada y localizada. Ella, su marido, hijos y nietos, no han dejado de alimentar ese tesón, contrayendo el compromiso de búsqueda y manifestando su amor y desesperación desde entonces.

Antonia Cañadillas Padilla falleció el sábado 19 de octubre a los 81 años de edad, 11 de ellos sin perder la esperanza de encontrar a Angelines.