Los trabajos que se desarrollan con el Programa de Fomento del Empleo Agrario (PFEA) en el parque arqueológico de Torreparedones, en Baena, han puesto al descubierto dos nuevas tumbas romanas en la necrópolis oriental. Ha sido durante la construcción de un nuevo acceso al centro de recepción de visitantes cuando se han localizado estos dos enterramientos, similares a los ya excavados años atrás en el mismo espacio, por lo que deben fecharse en época romana.

Según el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, se trata de tumbas de inhumación realizadas mediante fosas abiertas en el terreno y revestidas de lajas de piedra acuñadas con ripios, con una orientación noroeste-sureste. La posición de los cadáveres es en decúbito supino frontal, con brazos cruzados sobre el abdomen, cabeza en el noroeste mirando al sureste. Ninguna poseía restos de la cubierta, que debió perderse tiempo atrás durante las labores agrícolas».

Según Morena, la primera resulta más compleja e interesante. En ella se enterró a una mujer de entre 1,40 y 1,50 metros de altura y cuya edad oscila entre los 16-18 años. «Lo más curioso es la ausencia de algunas partes del cuerpo como el cráneo, por lo que parece evidente que la tumba debió sufrir algún saqueo posterior» debido a la acción depredadora de algún animal o por una extracción intencionada.

Según Morena, no cabe pensar en una inhumación parcial del cadáver pues había algunos dientes. «Una posibilidad es la retirada del cráneo por motivos religiosos al tratarse, probablemente, de una persona santa, de modo que estaríamos ante una reliquia que sería venerada en un lugar de culto», añade el arqueólogo. La joven poseía como ajuar personal un collar o pulsera, elaborada con cuentas de oro, pasta vítrea, perlas, resina fósil, cornalina y azabache, destaca el arqueólogo. Por otra parte, en la segunda tumba se enterró un individuo masculino y no se encontró resto alguno de ajuar.