Villanueva de Córdoba vivió ayer una multitudinaria Fiesta de la Matanza que atrajo a grupos de visitantes de Jaén, Málaga, Sevilla o Córdoba capital, en una jornada soleada pero fría y seca y, por tanto, adecuada a la tradición de elaborar los productos del rey de la dehesa, el cerdo ibérico, y para su curación.

Dos cerdos ibéricos de bellota de la denominación de origen Los Pedroches fueron sacrificados en el matadero y, ya en la Plaza de España, los matarifes y un grupo de matanceras comenzaban con su laboriosa función, que va de la banqueta, donde los maestros del cuchillo van obteniendo las piezas (carnes nobles, grasa y casquería), a la artesa, donde se mezcla la carne picada y se aliña antes de pasar por el embudo que conduce la carne a la tripa, convirtiendo todo este ritual en un auténtico espectáculo.

Con lleno en la céntrica plaza, las carpas habilitadas como bar sirvieron molondrosco, que es la mezcla aliñada de la morcilla, y parrilladas de carne.

La alcaldesa, Dolores Sánchez, destacó que la Fiesta de la Matanza «es una de las citas más importantes del año en Villanueva por la trascendencia que tiene en el territorio todo lo vinculado con el cerdo ibérico».

Hortensia López Martín, que fue distinguida como matancera mayor, dijo que «lo más importante en la matanza es la higiene, el orden y que las tareas se realicen de forma gradual y sin prisas». Ayer no las hubo y el público disfrutó hasta la noche de los 22 puestos de artesanía y venta, de las visitas guiadas, de las actuaciones de Jara y Granito, Antonio de Pozoblanco, la charanga Pata Negra y el grupo Abril y del sorteo del apadrinamiento de un cerdo ibérico de bellota, para luego recibir en casa sus carnes.

Otros atractivos fueron un taller infantil en el que 50 niños conocieron la tradición, y el reparto de carrillada en salsa por la asociación de mujeres Nuevo Amanecer.