El jurado popular que ha juzgado la muerte de una mujer de 83 años en Baena en el año 2015 ha considerado al único acusado de la autoría de los hechos como «no culpable», por lo que el magistrado juez que ha presidido el juicio ha anunciado ya una sentencia absolutoria y la firma de la orden de la puesta en libertad.

El jurado ha considerado para acordar la inocencia del acusado que no hay indicios suficientes que incriminen al encartado como autor ni del homicidio ni del robo que lo desencadenó.

Considera el jurado que está probado que alguien entró en la vivienda saltando la tapia y que asesinó a la mujer, que estaba impedida y oía mal, pero no se ha podido identificar, por las pruebas practicadas en la vista, que el acusado fuera el autor de tales hechos.

El jurado dice que se sabe que el encausado era asiduo de la casa, donde vivió y compartió amistad, pero explica que la única persona que una testigo vio saltar la tapia para entrar en la casa llevaba una capucha que no ha sido localizada. En cuanto a las huellas digitales, explica el veredicto del jurado que solo se ha encontrado una del encartado, entre otras muchas de otras personas, y que los restos de ADN identificados en algunas prendas eran minoritarios y el resto pertenecían al hijo de la fallecida y a la propia víctima. Por lo tanto, cree el jurado que no se ha podido demostrar que el acusado estuviera en la casa donde ocurrió el suceso el día de autos.

Ante esta decisión, adoptada por mayoría, el magistrado ha anunciado que dictará, como marca la ley, una sentencia absolutoria y firmará la puesta en libertad inmediata del detenido, que ha permanecido unos dos años en prisión preventiva.

Cuando el magistrado dicte sentencia, existe la posibilidad de recurso.

La puesta en libertad de M.B. de 36 años de edad, le supondrá afrontar su situación de una manera distinta a como la dejó cuando fue detenido, según esbozó su abogado, Carlos Fernández Martos, que no podía ocultar su satisfacción. El primer deseo que ha manifestado es volver a su hijo, de corta edad, al que no ve desde su ingreso en prisión hace unos dos años. Al mismo tiempo, pretende recuperar el permiso de residencia, que caducó durante su estancia en prisión, lo que le deja en una situación difícil.