La situación de El Parador se torna ya insostenible. Las lluvias registradas en las últimas semanas han provocado un nuevo desplome en la cubierta principal del histórico edificio, situado en la avenida de Europa, en la salida norte de Montilla hacia la N-331.

La vivienda, utilizada originariamente como casa de postas para las diligencias que recorrían Andalucía a finales del siglo XIX, presenta desde hace años un evidente estado de abandono como consecuencia de la falta de conservación del inmueble, lo que ha empeorado el efecto que provocan las filtraciones de agua procedente de las lluvias.

A los desperfectos que se aprecian desde hace tiempo en la fachada se suma ahora un nuevo hundimiento en su cubierta principal, construida a base de caballos de madera que han ido perdiendo su capacidad de apoyo y que, según varios técnicos consultados por CÓRDOBA, se encuentra «al borde del colapso», lo que «comprometería definitivamente la estabilidad del edificio», que cuenta con un nivel 2 de protección global.

Para evitar el derrumbe definitivo, el Ayuntamiento de Montilla decidió el pasado mes de febrero incoar un expediente para acometer su rehabilitación subsidiaria, una obra que, según anunció a este periódico la teniente de alcalde de Urbanismo y Modelo de Ciudad, María Luisa Rodas, se ejecutará «lo antes posible».

«En estas semanas se está ultimando el proyecto por parte de un estudio de arquitectura externo, que en todo momento ha contado con la cooperación de los equipos técnicos del Ayuntamiento y de los propietarios de El Parador, para que se pueda tramitar ante la Consejería de Cultura lo antes posible», aseguró Rodas, quien insistió en que en los últimos meses se ha realizado una valoración general del estado de conservación del edificio para determinar el alcance del proyecto de restauración.

De este modo, el equipo de gobierno pretende evitar la pérdida de un edificio emblemático del que existen informes sobre su estado de deterioro desde el año 1992. No obstante, no sería hasta el 2015 cuando el Ayuntamiento inició el expediente de declaración de ruina y reclamó al propietario la necesidad de acometer una actuación «para demolerlo o, en su caso, para restaurarlo».

Según detalló entonces un informe elaborado por los servicios técnicos municipales, el edificio presenta daños de consideración en la cubierta, degradación de los muros, desprendimiento de partes de la fachada y corrosión de elementos metálicos.