El empresario villarrense José Gómez, que codirige en su pueblo una empresa con 110 trabajadores, se ha convertido en el primer caso en la comarca del Alto Guadalquivir infectado por el coronavirus. Casado y padre de dos hijas, actualmente se encuentra totalmente aislado en una habitación de su casa, con seguimiento activo, aunque se encuentra bien y atiende a CÓRDOBA para contar cómo se encuentra.

-¿Cómo lleva este aislamiento?

-Tengo que estar así quince días. Ya llevo cuatro y estoy deseando llegar al ecuador (risas). La sensación que tengo es como los días de la semana: cuando pasas el miércoles, ya vas cuesta abajo.

-¿Qué notó y cómo cree que se contagió?

-Yo tengo una empresa y viajo por toda España. El lunes de la semana pasada noté una sensación de alergia y como resfriado, pero consideraba que era algo normal porque está abriendo ahora la flor y al inicio de la primavera suelo tener síntomas de alergia. Comencé con estornudos y un poquito de dolor de cabeza y mucosidades. No lo achacaba al coronavirus, pero el sábado me dio fiebre y sentía malestar en el cuerpo, por lo que acudí al centro de salud y le expliqué que viajaba fuera, que estuve con una persona que sé que dio positivo, pero creo que por esa persona no lo he cogido, porque también estuve en Madrid, Valencia, Sevilla, Córdoba y Badajoz. Me dijeron que me aislara en casa y activaron el protocolo el domingo. Vino una ambulancia a casa con el equipo médico, me cogieron las muestras, y el lunes por la mañana me dieron la noticia.

-¿En qué consistieron las muestras?

-Con dos bastoncitos, uno para tomar muestras de la garganta y otro de la nariz.

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-¿Cómo ve los momentos que se están viviendo a nivel sanitario?

-Cada persona es diferente. En mi caso, hasta el momento, los síntomas que estoy teniendo es un poquito de fiebre y me tomo un paracetamol. Veo bien que se tomen las medidas que se están tomando. Si soy portador y tengo que estar 15 días aislado. Es doloroso, pero todo sea por no contagiar a nadie.

-¿Cómo es su día a día?

-No puedo estar con mi gente porque vivo detrás de una puerta, pero tengo una televisión, un ordenador, mi teléfono y lo valoro mucho más que antes.

-¿Como se tomó la noticia?

-Se me vino el mundo encima. La primera hora no quería hablar con nadie. Veía la televisión y las estadísticas y decía: «Manda narices que yo sea uno más dentro de esas estadísticas». Es cuando te das cuenta de que el problema lo estás viviendo en primera persona. Muchas veces miras la televisión y te crees que no te va a llegar nunca, y cuando lo vives de cerca es cuando comienzas a apreciar muchas cosas. Y cada día que pasa, más. Te cambia el chip y le ves las orejas al lobo, como se suele decir.

-¿Cómo lo vive la familia?

-Preocupada.Trata de transmitirme ánimo y tranquilidad, pero dentro de lo malo me siento bien físicamente. Desde aquí pretendo ayudar a los demás a nivel anímico.

-¿Qué recomienda?

-Que hagan caso de las recomendaciones, de lo que digan los médicos y autoridades. Si no hacemos caso, se puede ver afectada la salud de más personas. Por tanto, hay que pasar estos días confinados y luego pasarán como una anécdota. Esto es grave y la sociedad debe ser consciente de lo que hay. No hay que tomárselo como unas vacaciones en casa. Hay que convivir y sacar esto delante de la mejor manera entre todos.

-¿Cree que habrá un antes y un después del coronavirus?

-Nadie está preparado para esto, pero creo que entre todos saldremos adelante. Hay que tener paciencia, el Gobierno está haciendo lo mejor que puede y las medidas que está adoptando las estamos mirando todos los empresarios con nuestros asesores y, aunque no llueve a gusto de todos, se irán adecuando fórmulas para que todos salgamos adelante. Con tiempo y con paciencia estoy seguro de que se solucionará.

-¿Sigue activa su empresa?

-Actualmente está paralizada porque estamos pendientes del decreto y nuestros asesores están viendo qué podemos hacer para darle la mejor solución. Hemos trasladado tranquilidad a nuestra gente y lo tengo muy claro: el motor de la empresa es nuestra gente y no la vamos a dejar anclada.