El sacerdote, escritor y periodista Antonio Cano Moya, natural de Pedroche, ha fallecido en Madrid a los 81 años, víctima del coronavirus, según informa Religión Digital. Hacía algún tiempo que se encontraba enfermo por una avanzada diabetes; vivía en una residencia y tenía dificultades para caminar. Finalmente ha sido víctima de la pandemia. Había nacido en Pedroche (Córdoba) en 1939, un pueblo que amaba y al que ha dedicado su último libro ilustrado y algunos comentarios en Facebook, glosando el sacramento de las cosas pequeñas: la cortina, la ventana, los matorrales del campo, la viejecita cosiendo en la puerta de su casa.

Recientemente, el Ayuntamiento de esta localidad le había editado dos libros, Piedra en silencio (2008) y La belleza de lo pequeño, este último aún sin presentar. Pronto entró en los carmelitas calzados, donde pasó por diversos destinos: Granada, Jerez, Canarias. Hasta que decidió, quizás buscando mayor libertad, pasarse al clero diocesano incardinándose pastoralmente en las parroquias de San Atanasio y San Juan María Vianney de Madrid, dond sus feligreses “pudieron disfrutar de su corazón abierto, su compromiso con los pobres y sobre todo de esa sencillez evangélica que sin duda fue su característica más señalada”, según Libertad Digital.

En sus escritos refleja siempre desde la óptica de lo pequeño, el humor, y la contemplación divina de todo lo humano, incluso en lo más diminuto e imperceptible. Otras obras conocidas de Antonio Cano son Dios ríe (1990) Las otras horas (1992), A salto de gorrión (1999) y Los otros salmos (2008).