Durante todo el día, y hasta los últimos minutos de luz de ayer, los equipos del GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil se turnaron para localizar en las profundidades del embalse de Iznájar al piloto de autogiro accidentado el martes. Un grupo de boyas marcaba la zona de trabajo de los buzos, en el lugar en el que calculan que cayó el aparato tras chocar con unos cables de alta tensión.

«Se ha balizado la zona donde dicen los testigos que el aparato cayó y donde los GEAS están buscando para localizar al piloto», explicó Antonio Quijano, capitán de la Guardia Civil de la compañía de Priego, encargado de coordinar los trabajos de rescate. «Se está buscando por turnos de unos 15 minutos, a una profundidad de entre 25 y 40 metros aunque de momento sin resultados», añadió. A esa profundidad el grado de turbiedad del agua es alto y la visibilidad «casi nula, de unos 40 centímetros a 25 metros de profundidad, y a más casi no ves tu propia mano», confirmó el mando de la Guardia Civil, quien justificó así la lentitud de los trabajos. Aunque en un principio se creyó que el autogiro pudo quedar enredado en los propios cables contra los que chocó, ayer se descartó este supuesto, ya que los cables han sido ya retirados por operarios de Endesa. Según el capitán Quijano, la primera prioridad es rescatar el cuerpo del piloto y, si el aparato se puede reflotar, se hará para favorecer la investigación abierta por parte de la Policía Judicial y Aviación Civil.

El operativo de rescate se reparte entre la playa de Valdearenas, donde se encuentran los GEAS, y el acceso a Iznájar, desde el puente de Agromán, donde están el resto de efectivos. El alcalde, Lope Ruiz, ha puesto a disposición todos los recursos humanos y materiales del Ayuntamiento.

Se cree que el piloto, afincado en Málaga y con hazañas como haber atravesado con este tipo de aparatos todo el continente africano, no se percató de los cables de alta tensión.