Anoche tuvo lugar en los municipios de Cañete de las Torres y Villa del Río los tradicionales pregones de sus fiestas marianas. En el primero intervino en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción Manuel García González, quien basó su pregón en las vivencias que ha tenido antes y después de ser miembro de la junta directiva de la cofradía, donde estuvo durante 12 años. Él fue secretario de la misma tras una reorganización. Este baenense, que llegó a Cañete con algo más de 10 años, se sintió cautivado por la festividad de la Virgen del Campo y se quedó para siempre. Recordó en su intervención, de algo más de 20 minutos, que en su casa se vive en hermandad y la fe en la patrona de esta localidad. Resaltó en su discurso que «para mí la Virgen del Campo es la protectora de Cañete de las Torres y el amparo de una fe cristiana que nos ayuda en todos los malos momentos, es el amparo y el socorro de nuestro pueblo, impregnándonos a todos para que seamos buenas personas». Al final recibió una gran ovación por parte de los asistentes.

VIRGEN DE LA ESTRELLA // Por su parte, en Villa del Río tuvo lugar el pregón de Miguel Rodríguez Cachinero, también hermano mayor de la cofradía. Fue en el atrio de la ermita de la Virgen de la Estrella, donde los hermanos confeccionaban, como todos los años una gran imagen de flores en honor de la patrona, que iban siendo seleccionadas entre las que iban llevando los vecinos de este pueblos, muchos de ellos vestidos de segadores, como marca la tradición. En su intervención, Miguel Rodríguez Cachinero, demostró la fe que le tiene a la Virgen de la Estrella y lo que ha supuesto a lo largo de su vida, con todo el cúmulo de experiencias vividas como trabajador autónomo en diferentes facetas, «ayudándome en todo momento para ofrecer a mi familia lo mejor que he podido». También tuvo momentos de recuerdo para aquellas personas que ya no se encuentran entre los vecinos de Villa del Río, así como en los enfermos, «para que la Virgen interceda y les vaya lo mejor posible». El pregón se prolongó durante algo más de 25 minutos y estuvo narrado desde el corazón de un cofrade que durante toda su vida ha estado ligado a esta cofradía de gloria.