C astro del Río inauguró ayer la edición más peculiar e insólita de Ars Olea. En el decimotercer aniversario de la cita artesana, en el barrio de la Villa, tuvo que experimentar un cambio sustancial debido a la situación de pandemia. Las jornadas, organizadas por el Ayuntamiento de Castro del Río, se celebraron con un aforo limitado de personas y una distancia considerable entre las mismas en la plaza de los Artesanos. En este lugar se dio lectura a un manifiesto en apoyo de la artesanía, por el maestro artesano Damián Ponce, y se otorgó el galardón Artesano de Honor al castreño Rafael Sánchez, un hombre que lleva toda la vida trabajando las varetas de olivo. Con sus 84 años de edad, y acompañado de esposa, nietos y nietas, Sánchez recogió el reconocimiento muy emocionado.

A pesar de la imposibilidad de celebrar la feria artesanal, el Ayuntamiento decidió continuar con este legado artesano y convertir a Ars Olea en unas jornadas de artesanía marcadas por un perfil técnico y teórico. Esta variación fue destacada en la apertura por el alcalde de Castro del Río, Salvador Millán, que recalcó que «hemos sido capaces de salir de una situación difícil, y más para este sector, tal y como la sociedad ha requerido». Millán aseguró que, a pesar de la pandemia, «hemos luchado por contribuir al crecimiento económico, al desarrollo profesional y al mantenimiento de nuestra cultura y nuestro patrimonio histórico». Junto a las jornadas, se desarrollaron dos talleres participativos. El resto de actos tuvieron lugar por la tarde en la Biblioteca Municipal y giraron en torno al valor de la artesanía y al camino de Santiago.

Durante el día de hoy, lunes, las jornadas seguirán un esquema similar al de ayer. Por la mañana se celebrará una ponencia a cargo del profesor y escritor Antonio Manuel Rodríguez, y tendrán lugar dos talleres sobre procesado de plantas aromáticas y sobre talla en madera de olivo. La clausura de las jornadas se celebrará por la tarde en el Patio de Armas del Castillo. H