Diseñada para evitar las inundaciones que se producían a consecuencia de las escorrentías de agua que atravesaban de Sur a Este una parte del casco urbano de Priego, en la década de los ochenta del pasado siglo se llevó a cabo la construcción de una canalización de grandes dimensiones en el subsuelo de las calles Iznájar, Barranco, Lavadero y Severo Ochoa. Aunque en un principio esta red se diseñó para recoger las aguas de escorrentías y pluviales de la zona sur del casco urbano, encauzándose además las aguas del afloramiento de La Mina, con el paso del tiempo y de forma incontrolada se fueron acometiendo redes fecales a esta canalización, alterándose por tanto las funciones y el uso para las que se construyó, provocando, entre otras razones, que los hortelanos de la zona de La Joya no puedan regar sus huertas con el agua de esta canalización, al encontrarse contaminada con las aguas fecales que vierten a ella, ya que se ha convertido en un emisario que en época de lluvias recoge la escorrentías de la zona sur de Priego.

Para dar una solución a la contaminación de estas aguas, se ha planteado una actuación que básicamente consistirá en la separación de las aguas fecales y pluviales, junto con las del afloramiento de La Mina.

Para ello, como así adelantaba a Diario CÓRDOBA la alcaldesa prieguense, «se colocará una canalización dentro de la galería para recoger los afloramientos de La Mina y los aparecidos en una urbanización cercana, así como la recogida de aguas pluviales de los sumideros e imbornales de las calles Lavadero y Barranco». r. cobo