El juez decano de Córdoba, Miguel Ángel Pareja, afirma que los juzgados de paz «son necesarios, ya que acercan la justicia a todos los rincones del país», porque se ubican en aquellos lugares donde no hay juzgados de Primera Instancia e Instrucción. Entre sus funciones, recuerda que pueden resolver asuntos civiles (por los trámites del juicio verbal) cuando la cuantía no excede de noventa euros y que ofrecen a los ciudadanos un registro civil en todos los pueblos.

A esta actividad se suma la realización de diligencias a prevención y la celebración de determinados juicios de faltas, «con lo que descargan, en parte, de trabajo a los jueces de Primera Instancia e Instrucción», aclara. Junto a esto, los jueces de paz realizan actos de cooperación jurisdiccional, que «suelen ser de ofrecimiento de acciones o de notificaciones de resoluciones judiciales». No obstante, quizá una de sus funciones más conocidas es la realización de actos de conciliación, «resolviendo en derecho y equidad problemas diarios que les plantean los ciudadanos», comenta. De este modo, Pareja hace hincapié en que estos jueces «suelen tener un gran prestigio en sus pueblos y muchas veces les requieren para que medien entre las personas y así evitar conflictos». Por esto, preguntado por el descenso de asuntos que registran, señala que «quizás sea un dato que nos revele que la crisis ha pasado, pero la figura del juez de paz, por tradición y por eficacia, debe de ser mantenida para una buena Administración de Justicia, porque media en los conflictos y por que realizan una función jurisdiccional esencial, evitando que los ciudadanos tengan que desplazarse de su localidad».