«Nadie está exagerando, la situación es crítica y la cosa va a ir a mucho peor como no se pongan medios rápidamente». Los policías y los bomberos consultados lo tienen claro. Su día a día ya es demasiado complicado como para que la cosa empeore. «Ahora mismo hay servicios que no podemos cubrir con la rapidez que deberíamos porque no damos abasto», explica un agente de policía local, «estamos atendiendo a las urgencias, pero para eso hay que relegar el trabajo diario en los barrios». La proliferación de eventos públicos no ayuda. «De un tiempo a esta parte, cada vez hay más carreras o procesiones fuera de la Semana Santa que necesitan un mínimo de agentes solo para eso», señalan, «y esas procesiones, por ejemplo, las tenemos que cubrir aunque no se cobran las tasas porque la Subdelegación las autoriza como manifestación pacífica y eso las exime del cobro». Ante la falta de policía, «cada vez tiran más de Protección Civil o de Más Gas en las carreras y eso no puede ser». Las especialidades de la Policía Local se están viendo perjudicadas por la falta de personal, lo que incluye las campañas de sensibilización, relegadas por falta de medios. Los agentes están «cansados» de que las carencias se cubran a costa de productividad, es decir, suprimiéndoles descansos. «Un día te puede venir bien y te apuntas voluntario, pero si la cosa se repite, llega un momento en que no quieres, todo el mundo tiene derecho a descansar». Además, se quejan, «si al menos cobráramos ese dinero inmediatamente, pero llega con 5 meses de retraso...».

En verano, los problemas crecen. «La mitad de la plantilla está de vacaciones en julio y la otra en agosto y con menos de 200 policías hay que cubrir tres turnos diarios más descansos, una locura». Con 130 vacantes, la previsión de que el año próximo se jubilen 70 más, la mitad mandos, resulta «inasumible». La edad media es muy alta. «Los más jóvenes tienen ya nueve años de servicio», recuerdan, «porque no se sacan plazas desde el 2008». Para los agentes consultados, «si no se incorporan al menos un centenar de policías» el año próximo la seguridad no esté garantizada, «no digamos ya cuestiones como el control del aparcamiento, de los veladores o servicios más sociales como levantar a los ancianos que llaman pidiendo ayuda porque se han caído».

En el cuerpo de bomberos de Córdoba, la cosa no pinta mucho mejor. «La emergencia está en la casa», señalan, «el servicio hace aguas si no se hace nada por evitarlo». Basta con poner un ejemplo. «En este momento, cuando recibimos una llamada por incendio de vivienda, el protocolo marca que 5 personas acudan al lugar, eso supone que el parque entero se quede vacío. Si al mismo tiempo, se produce un accidente de tráfico y solicitan la presencia de bomberos, no hay nadie para atender ese aviso» y ambos casos son igual de urgentes en el protocolo interno, «eso nos obliga a hacer malabares, a confiar en la suerte, a los mandos se les cambia la cara cuando salimos porque nunca sabes qué va a pasar y si ocurre algo...». Lo más surrealista es que «pese a que cada vez hay menos bomberos, se ha aumentado el personal mínimo que debe cubrir cada turno. ¡Pero si no hay gente!». Solo algunos pueden tomarse vacaciones en verano, dos o tres por sección cada mes. «Si la mitad se fuera en julio y la otra mitad en agosto, no se podría funcionar». Todo lo que no se puede cubrir con la plantilla hace pidiendo que algunos renuncien a sus descansos, doblando turnos...

Según los bomberos contactados, «el problema más inminente es la falta de conductores». A finales del año próximo están previstas 30 jubilaciones «y el 80% son conductores». En el cuerpo de bomberos, la última oposición fue en el 2012 y entraron 12 personas, «pero desde entonces, ha habido unas 10 o 15 bajas entre muertes, bajas largas o jubilaciones, ¿nadie pensó en eso cuando puso la tasa de reposición?». Solo para mantenerse como ahora, «a finales del 2018 harán falta 30 personas, pero para estar bien se necesitan al menos 50».