A pesar de la conveniencia de retirar de las calles la basura, con todo lo que la acompaña, tanto desde el punto visual como olfativo, no siempre llueve al gusto de todos y ayer, coincidiendo con la inauguración del décimo primer punto limpio de Córdoba, Sadeco aún tuvo que responder algunas dudas y quejas de los usuarios.

Las primeras quejas llegaron de la casa que linda con el ecopunto, cuya propietaria se mostró contrariada por el ruido le generaría cada noche la extracción de los contenedores por parte de los operarios. Si hasta ahora habían sido los vecinos de la calle Costanillas los que soportaban el ruido, concentrado en unos minutos, ahora se concentraría en Juan Tocino, aunque «sin olores para nadie», le explicaron. También temía el depósito indebido de enseres en la puerta, algo que Sadeco asegura que no es una práctica habitual en el resto de zonas y recuerda que se puede llamar para solicitar la retirada gratuita (957 76 20 00).

Poco después, un matrimonio mayor se acercó al lugar para transmitir su preocupación por la seguridad en el interior del ecopunto. «¿Y si me quedo encerrada ahí dentro?», se preguntó la señora, alertando de algo que, en teoría, solo podría pasar si se va la luz, ya que el sistema incorpora un sensor que se activa de forma automática. «La verdad es que no se nos ha dado ningún caso hasta ahora», respondieron los responsables de Sadeco. De los once ecopuntos instalados hasta ahora en Córdoba, no todos son cerrados y requieren el uso de tarjeta. Además del de Juan Tocino, el de Capitulares o el mercado municipal de Ciudad Jardín, que se inauguró el pasado mes de marzo, emplean este sistema. Sin embargo, los que existen en los Jardines de Orive, en la calle Moriscos, junto al antiguo cine Andalucía o en la plaza del Poeta Juan Bernier están en zonas de paso abiertas, por lo que el uso no está restringido a los vecinos de la zona.

La tercera gran duda entre los vecinos tiene que ver con el horario. «Si entro a trabajar a las cinco y vuelvo a la una, tengo que tirar la basura antes de irme o cuando vuelvo, a deshoras», comentaba un vecino de la calle Anqueda.

Por lo demás, la opinión generalizada fue la de reconocer el avance que supone eliminar los contenedores de la calle. «La verdad es que en verano, el olor a veces es insoportable y más para los que vivimos en frente o encima de ellos», señaló un vecino de Costanillas, agradecido después de años porque Sadeco le haya librado de esas molestias.