Los 1.600 empleados municipales han regresado hoy, tal y como se anunció la semana pasada, a sus puestos de trabajo con opiniones divididas y los sindicatos exigiendo más medidas de control. Si en su momento hubo resistencia al teletrabajo, ayer se produjo el efecto contrario y hubo quienes se resistieron a volver presencialmente al Ayuntamiento después de tres meses de confinamiento y trabajo remoto. Los que dan su nombre y apellido para este reportaje no pertenecen a la categoría de la resistencia, si no a los que estaban encantados de salir por fin de sus casas, que son otra subespecie de trabajador con necesidades de otro tipo.

«Yo estaba loco por venir a trabajar, por la rutina más bien, porque no es que yo estuviera mal teletrabajando. Pero ahora, con precaución evidentemente, pero había ya que salir», explica Rafael Trenas, del departamento de Comunicación. Otra compañera de Capitulares, Pilar, de Protocolo, también tenía ya ganas de volver. Desde casa, este departamento ha tenido que torear con el aplazamiento de las bodas civiles o la celebración con restricciones de los enlaces, y con alguna que otra visita institucional, «pero yo estaba deseando volver». Entre los funcionarios también hay quienes sencillamente tienen miedo a abandonar la seguridad que le ofrecía el ámbito doméstico y quienes se reconocen ya mayores «para tanto cambio», sobre todo, de sistemas de trabajo e informáticos.

Un empleado municipal trabaja con su mascarilla. Foto: Francisco González

Hoy mismo, en Tesorería andaban aún con la adecuación de espacios, moviendo muebles y estableciendo distancias entre los puestos de trabajo, y en todos los departamentos estaban liados con la puesta a punto de los ordenadores. También ha habido debate sobre el aire acondicionado, sobre si ponerlo constituía un foco añadido de riesgo o si, por el contrario, no había evidencia científica de que eso ocurriera. De momento, hoy ha ganado el calor, vamos, que se han encendiedo las máquinas.

El personal de Salud Laboral repartirá mascarillas (una por persona y día) cada quince días, aunque ayer había también quién se quejaba de no haberlas recibido aún. «Oye, que mi hermana trabaja en una gran superficie comercial y no le han dado ni una mascarilla, así que ustedes no os quejéis», le respondía un empleado a otro. Las pruebas de la covid se está haciendo a todo el personal municipal, incluido el de los grupos políticos que espera hacerse los test mañana mismo. La primera planta (donde está Alcaldía, el gobierno local y la oposición) también vuelve a tener vida, después de unos meses de videoconferencia y plenos sin presencia de concejales.

El concejal de Recursos Humanos, Bernardo Jordano, ha declarado a este medio que «dentro de los ajustes propios de volver a poner en marcha una maquinaria que lleva funcionando tres meses en modo confinamiento, el primer día se ha cumplido satisfactoriamente». En este sentido, indica que «la plantilla va recuperando procedimientos habituales con pequeños grandes matices que tienen que ver con la distancia de seguridad, la higiene continua y las nuevas tecnologías. Creo que, después de todo, la experiencia ha ayudado a evolucionar en un sistema que pedía cambios a gritos», dice, si bien garantiza que seguirán analizando qué más se puede hacer para mejorar.

Algunos sindicatos, por contra, son especialmente críticos. CTA, por ejemplo, lamenta que «los criterios de la reincoporación se han hecho sin avisar a los sindicatos» y critica que «cuando nos las anunciaron las medidas ya estaban tomadas». Asimismo, denuncia que la incorporación del personal se haya hecho de manera precipitada: «Han avisado el viernes para incorporarse el lunes. Han llegado tarde y mal en todo», asegura. CCOO prefiere ser más prudente y valorará la situación cuando recopile información de todos los departamentos. De momento lo que sí pidieron en mayo es un plan de conciliación para aquellas personas que tengan a su cargo dependientes y menores. CGT, por su parte, puso el foco de atención en la plantilla de porteros «a los que se les ha enviado a trabajar sin tan siquiera haber sido revisados sus puestos por el departamento de prevención».