A una concejala popular le pidieron unas amigas que cediera su casa para organizar una reunión de TPS y ella aceptó pensando que se trataba de la clásica cita para vender envases de plástico. Pero se llevó toda una sorpresa al descubrir que lo que ofrecía la vendedora eran objetos eróticos y vibradores. De lo que no he podido enterarme es de si la concejala, soltera ella, hizo alguna compra.