Poco después de la Guerra Civil se abría en Santa Cruz un ventorrillo y casa de postas para el descanso de los jinetes y caballos que por entonces surcaban los caminos. Rafael Sánchez, su actual propietario, nació allí cuando el establecimiento era de su abuelo.

A finales de los 40 el negocio se bautizó con su actual nombre, en honor a una galga de la familia que se convirtió en campeona de España de carreras. La venta cambió de lugar en los años 70 y se ubicó justo enfrente de la original. Y allí está desde entonces.

La Bartola ha pasado por tres generaciones y hoy, como señala Rafael, es un lugar de referencia en Santa Cruz al que acuden cientos de cordobeses atraídos por sus fogones y por su famoso chorizo artesanal, receta de la familia desde hace décadas.