Como saben los expertos e intuye hasta el menos ducho, ésta va a ser una buena temporada de setas, muy al contrario del desastroso noviembre y diciembre del pasado año. Mientras que si hablamos de espárragos, ya a mediados de septiembre se veían aficionados haciendo equilibrio por laderas de montes con un manojo en la mano. Sin embargo, será con las lluvias caídas los últimos días y con las aún agradables temperaturas reinantes cuando, este fin de semana sin ir más lejos, se multiplicarán en las sierras los buscadores de espárragos y de setas, cesta en mano estos últimos, como es preceptivo.

«El fresco mes de julio, las lluvias en septiembre, estas últimas lluvias de la semana... A priori, todo hace prever una gran año, y ya podrán encontrarse boletus, macrolepiotas (los parasoles), que son termófilos, además de champiñones, senderuelas, barbudas... para los níscalos aún quedan unas semanas», resumía ayer desde el Jardín Micológico de La Trufa, en Priego de Córdoba, María Rosa Alcántara, de la empresa Setacor y coautora y directora de la 'Guía Micológica del Municipio de Córdoba'.

Y es que la afición a recoger en estas fechas setas y espárragos está tan arraigada que hasta llega a lo sagrado. Que se lo pregunten si no a la hermandad del Cristo de Gracia, el popular y queridísimo 'Esparraguero'.

Casualmente, de 'El Esparraguero' es Valeriano Cassani, responsable de actividades de la empresa Domus Beticae, cogestora de las instalaciones y servicios del parque periurbano de Los Villares, que ya ha detectado un aumento de visitantes buscando setas en una campaña que también prevé magnífica, mucho más si se compara con la del año pasado. Por supuesto, Cassani llama al sentido común y al respeto a la naturaleza, recordando que durante la recogida de setas "no se debe dañar en el subsuelo al hongo y sus micelos. No solo hay que encontrar setas este año. También hay que pensar en el siguiente, y en el otro, y en el otro..."

Pero volviendo a lo tradicional que es 'ir a por setas', otra prueba de lo cordobesa que es la costumbre es que parece estar en ese mismo limbo legal de otras grandes cosas de la ciudad, valga la ironía. Ni está prohibida, ni permitida... sino todo lo contrario. Así puede decirse a tenor del artículo 31.2 de la Ley 8/2003 de la Flora y Fauna de Andalucía: «No requiere autorización administrativa la recogida esporádica en pequeñas cantidades de ejemplares de especies silvestres de invertebrados, plantas y hongos en los lugares y fechas tradicionales, siempre que la misma no entrañe riesgo de desaparición local de la especie». Así que nada de fotografiarse con todo los recogido por el grupo y colgarlo en redes diciendo que lo ha hecho usted mismo solo. Porque, si le llega a ese conocido lejano que es agente del Seprona, la multa es de hasta 600 euros por infracción leve. Resista la tentación de presumir y... disfrute del campo entre espárragos y setas.

Y unos datos curiosos dato curioso y solo para hacerse una idea de lo que mueve esta afición (en Cataluña, por ejemplo, ya hay que pagar en muchos bosques por pasar a buscar setas), el jueves, en Mercamadrid, el kilo de níscalos estaba a 11 euros, el de boletus a 22 y el de “setas comunes” (una peligrosa definición cuando se trata de setas) a 5 euros. Claro que luego está ese momento de hallazgo y orgullo personal de encontrar un corro de brujas de setas… Un filón cuya ubicación se callará al auténtico aficionado confiando en que el próximo año el hongo ofrezca otro espectáculo similar al encontrado. Y eso, aunque en los mercados tenga un valor, no tiene precio. Bien lo saben los 'seteros'.