Han pasado ya tres semanas de confinamiento por el coronavirus, y las clases no presenciales en la Universidad fluyen con naturalidad por la red. Por eso, los estudiantes han acogido, en general, este última medida, la más importante, la de que no volverán a las clases en sus facultades hasta septiembre, con total naturalidad y responsabilidad.

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«Los estudiantes nos hemos adaptado a lo que hay y ya no notamos la diferencia entre clase presencial y videoconferencia», asegura el presidente del Consejo de Estudiantes (CEU) de la UCO y estudiante del máster de Abogacía. Ahora, la única preocupación de los alumnos, admite, es «cómo va a ser el sistema de evaluación, los exámenes, así como las prácticas y los trabajos de fin de grado y máster». Para estos trabajos, dice Rivera, le han pedido al rector que se pudiera ampliar el curso a septiembre.

Mónica Rico, presidenta del consejo de Estudiantes de Medicina y Enfermería, reconoce que «todos los profesores están haciendo lo que pueden y no nos está afectando a la docencia», pero sí admite «la incertidumbre de los exámenes y que no se perjudique a quienes tienen peores recursos en casa». En cuanto a las prácticas, salvo los alumnos de 6º, que hacen el rotatorio en los hospitales, y que "parece que las van a poder recuperar el próximo año", el resto son pocas "y están viendo vídeos, resolviendo casos clínicos... en fin, no es lo mismo pero no hay otra solución"

Mónica Rico. FOTO: CÓRDOBA

Igualmente, Isabel Álamo, presidenta del consejo de la Etsiam, reconoce que «hay profesores que les cuesta más este tipo de enseñanza, pero todos están poniendo de su parte y los alumnos no lo notamos». Ella está realizando el máster de Ingeniería Agronómica y sigue el mismo horario de clases. «Nos conectamos por videoconferencia y la carga de trabajo es superior al grado presencial, porque además nos contabilizan más los trabajos grupales». Respecto a las prácticas en empresas, de los 34 alumnos que las estaban realizando, «hay 17 que las siguen haciendo por teletrabajo». En la Etsiam, "las prácticas son indispensables, pero no se puede salir al campo, así que lo vemos por videoconferencia, y los TFG, si no estaban muy avanzados, se pueden reorientar".

Isabel Álamo. FOTO: CÓRDOBA

Pîso de estudiantes

Carlota Díaz, estudiante de segundo curso del doble grado de Traducción e Interpretación y Estudios Ingleses es un ejemplo de los muchos estudiantes de fuera de Córdoba, residentes en pisos o residencias, que tuvieron que salir rápidamente en un fin de semana hacia sus casas, dejando todo tal cual. Carlota vive en un piso con otras tres estudiantes, todas de fuera. Ella es de Daimiel (Ciudad Real), desde donde se conecta cada día para seguir el ritmo de estudios con 6 profesores y cuatro clases por videoconferencia. «Tenemos que preparar exposiciones, trabajos en grupo que son difíciles de hacer al no poder vernos y no tener todos los mismos medios, hay ruido en las casas, a lo mejor algunos tienen un ordenador para toda la familia». Carlota y sus compañeras esperaban reencontrarse para mayo, por lo que «el jueves fue un día malo, al enterarnos de que se acababan las clases».

Carlota Díaz. FOTO: CÓRDOBA

En la Universidad Loyola, sus estudiantes tampoco pisarán el campus. Carlota Hernández, del doble grado de ADE y Comunicación, reconoce que «nos hemos adaptado super bien a la situación», aunque «estamos enganchados al ordenador todo el día, yo doy clases de 8 a 13.00 h y de 19.00 a 21.00 horas». Señala que utilizan la plataforma web-ex para dar las clases.

Fernando Martín, alumno de 4º de Comunicación, recuerda que su última clase presencial fue la de Pensamiento Social cristiano, en la que «debatimos ya sobre un supuesto confinamiento y gestionamos la incertidumbre por parte de los alumnos». Lo que «no esperaba era no dar ni una clase más presencial, siempre había una esperanza». Dice que al estar en último curso, solo le quedan tres asignaturas y el TFG, por lo que «es más liviano», mientras otros tienen más carga de trabajo. Respecto a su trabajo fin de grado, señala que ha fijado con su profesor tener una tutoría cada dos semanas y contactar con él en cuanto tenga dudas, "por lo que no me crea ningún problema".

Fernando Martín. FOTO: CÓRDOBA