El 4 de octubre de 2013 un grupo de ciudadanos y de representantes de colectivos del Campo de Verdad ocuparon el antiguo colegio público Rey Heredia, construido a principios del XX, que llevaba varios años abandonado. A partir de ese momento nada volvió a ser igual en el barrio.

Convencidos de la necesidad de utilizar unas instalaciones que permanecían clausuradas para atender a los vecinos, recuperaron un edificio singular y con su esfuerzo lo dotaron de equipamiento y de contenido.

Hoy, Rey Heredia, que cada día prepara comida para los más desfavorecidos, que ofrece un servicio de biblioteca o clases de apoyo para los niños, se ha convertido, en palabras Emilia Murillo, una de sus representantes, en un «símbolo de lucha, de esfuerzo» y de unión ciudadana.