No hay Navidad que se precie sin el broche de oro del roscón de Reyes, por lo que no queda más remedio que hacer un hueco en unos estómagos que piden a gritos una dieta después de tanto festín gastronómico. Porque no se puede dar la espalda al bollo que más alegrías y nostalgias produce por su vinculación a un día mágico, especialmente para los niños. Y en Córdoba esta tradición sigue más viva que nunca, tanto para los consumidores como para los pasteleros, que miman cada año su elaboración. De hecho, los hornos y obradores de la ciudad ya están listos para elaborar los miles de roscones que se desayunarán los cordobeses el próximo domingo, muchos de ellos ya encargados en los lugares de preferencia para recogerlos poco después de salir del horno.

Porque, eso sí, en Córdoba gusta el roscón artesanal, ese en el que se cuida hasta el más mínimo detalle, desde la masa hasta el relleno, uniéndose ahora a dietas para intolerantes a la lactosa o celíacos. Las expectativas de venta «son las mismas de años anteriores», señala Manuel Soler, presidente de la Agrupación de Pastelerías de Córdoba, que subraya que, «pese a que el consumo se ha ido incrementando en los últimos años debido al aumento de las grandes superficies, esto no ha afectado a la pastelería artesana». «El roscón de Reyes es el rey del año, el que soporta un peso específico en la venta de pastelería, es un buen empujón», continúa Soler, que asegura que la nata y la crema siguen siendo el relleno estrella, aunque en este aspecto se ha evolucionado con los años, introduciendo trufa, oreo o nutella, lo que para el pastelero «solo son modas».

Y no hay roscón sin corona, haba y regalos escondidos. También en este último detalle ha habido alguna actualización. «Este año hemos incorporado figuras infantiles como Bob Esponja o los miembros de la Patrulla Canina», dice Antonio Roldán, uno de los responsables de este grupo pastelero, que subraya que este año prevé vender unos 15.000 roscones, un 4% más que en el 2018.

Para Roldán, la nata también es el relleno preferido de los cordobeses. «Nos intentamos adaptar al gusto del cliente y ofrecemos rosconones de trufa, crema, cabello de ángel y merengue», dice el pastelero, que da una importancia muy especial a la masa. «La autencidad de un roscón de Reyes tiene mucho que ver con la masa, que va mucho más enriquecida que la de un bollo normal», contra «lo que propone la bollería industrial». Agua de azahar, rayadura y zumo de naranja y un poquito de ron son algunos de los ingredientes del dulce más mágico del año.