Dos grupos de investigación de la Universidad de Córdoba han conseguido darle una segunda vida al sobrante agrícola que supone la paja de trigo. Este residuo, que es abundante (se estima que se producen en torno a 734 millones de paja de trigo al año), barato y sin una aplicación bien definida hasta la fecha, se ha utilizado para crear una espuma de poliuretano de características muy similares a las generadas con derivados de petróleo, pero con la ventaja de ser biodegradable.

El trabajo, que ha sido publicado en la revista Polymers y en el que ha participado también el Centro de Investigación de Polímeros Avanzados (CIPA) de Chile, ha conseguido solventar los problemas de la gomaespuma elaborada a partir de aceite de ricino. El aceite de ricino era uno de los principales candidatos para producir una espuma de poliuretano sostenible, pero presentaba problemas de endurecimiento y secado al exponerlo al aire. Con la propuesta de los investigadores de sustituir el 50% de este aciete vegetal por paja de trigo no solo se solventa esta cuestión, sino que se han conseguido unos resultados muy similares a la gomaespuma habitual pero con unos niveles de biodegradabilidad superiores.

La espuma de poliuretano posee una gran variedad de usos en la industria como sellador, aislante térmico y acústico, una multitud de posibilidades que podría tener también estas nuevas gomaespumas producidas por los investigadores de la UCO. Por el momento, en una segunda fase del estudio, se emplearán en vivieros de plantas como soporte de crecimiento de estas utilizándolas para inyectar el agua que las plantas irán tomando conforme necesiten.