Las autoescuelas de Córdoba, igual que las del resto del país, y sus alumnos muestran su inquietud ante la medida tomada el pasado 13 de marzo, por parte de la Dirección General de Tráfico, de suspender los exámenes para la obtención del permiso de conducir, tanto teóricos como prácticos, como medida preventiva de salud en aplicación del protocolo de actuación frente a la exposición al covid-19. Esto deja en una difícil situación tanto a estas empresas como a los futuros conductores, ya que para algunos de estos últimos ese permiso es básico para desarrollar su trabajo en estos momentos. Según señala Rafael Cruz, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Córdoba, «aún se desconocen los resultados del último examen, celebrado el día 13 de marzo», y también se han anulado los cursos previstos.

«Ya en la última semana de trabajo se tomaron medidas de protección, como el hecho de que solo viajara un alumno en el coche en vez de dos», explica Cruz, que pertenece a un sector obligado al cierre y, por ende, a la aplicación de ERTE a su plantilla. Los clientes de las autoescuelas son mayoritariamente jóvenes y estudiantes, y en este último caso, el aplazamiento de la Selectividad a julio, «seguramente también tendrá como consecuencia retrasar el examen de conducir, ya que no van a tener ese tiempo que habitualmente aprovechan para prepararse», continúa el presidente del colectivo, que asegura que su vuelta a la actividad «se presenta muy complicada».

«Los exámenes volverán, pero no sabemos cuándo ni cuál será la situación económica de nuestros alumnos, y pensamos que seremos de los últimos que empiecen a trabajar», prosigue Cruz, propietario de la Autoescuela Séneca, que también señala que la suspensión de pruebas está suponiendo un gran problema para personas que necesitan determinados permisos que ahora han quedado paralizados, como el carnet para conducir camiones y autobuses, necesario para algunas oposiciones. «Nos están llamando empresas que tenían conductores que necesitaban este tipo de carnet para empezar a trabajar, y no han podido incorporarse porque no se han examinado», relata Cruz.

En una circunstancia parecida se encuentra un alumno de Marisa Almeida, propietaria de la Autoescuela Ollerías, que se examinó el día 13 y debía haber conocido su resultado el 16. Para él es un verdadero trastorno porque necesita conducir para seguir realizando su trabajo en el hospital Reina Sofía. «Vive en el Barrio del Naranjo, y cuando entra a las siete de la mañana, ni siquiera tiene autobús para llegar hasta allí», dice la profesora, que asegura que está «desesperado» después de «llamar a todos los teléfonos posibles sin que nadie le dé una respuesta».

Almeida asegura que el sector de las autoescuelas «está un poco en el limbo» en las medidas decretadas en este estado de alarma. «Miro constantemente los boletines y no hay nada específico que haga referencia explícita a nuestro sector», relata. La Autoescuela Ollerías ha cambiado recientemente su flota, que ha sustituido por vehículos ecológicos. «Siempre estamos innovando, pero esta crisis nos ha cortado las alas», señala Almeida, que teme mucho al futuro y augura que «la vuelta para este sector va a ser muy dura». En cuanto a la situación económica, la empresaria espera recibir las ayudas a los autónomos prescritas por el Gobierno, aunque los trámites son complicados «y, en muchos casos, una trampa», igual que «los prestamos bancarios para las pymes».

Una sensación que comparte el presidente del colectivo, que añade que «la situación económica de los ciudadanos no va a ser buena después de esto, y de lo primero que prescindirán las familias es de que sus hijos se saquen el carnet de conducir».