Hay tradiciones que no cambian, que perduran en el tiempo, que pasan de generación en generación. Una de estas es el primer viernes de marzo a los pies de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado.

Y es cierto que todos los viernes el trasiego en la iglesia de los Trinitarios es constante, si bien, hoy ha sido distinto. Desde primeras horas de la mañana, el Señor Rescatado esperaba a los fieles en su capilla, a los de siempre, aquellos que llegaron por primera vez de la mano de sus padres o abuelos y ahora llegan de la mano de sus nietos; a aquellos otros que llegan desesperados en busca de un rayo de luz para su vida; los que van a cumplir una promesa, o simplemente a quienes se llegan a rezarle y darle gracias porque así lo hacía su padre o sus abuelos.

El Señor ha lucido en su capilla escoltado por varias piñas de cera muy bien dispuesta y ataviado con la túnica morada bordada en oro que le regalaron sus costaleros con motivo de los trescientos años de su hechura.

Rojo ha sido el color de la flor elegida por la priostía de la hermandad para perfumar el instante de reflejarse en las poderosas pupilas del Señor trinitario antes de inclinarse y besar la sagrada madera de su pie gastado.

CAE LA TARDE EN EL BARRIO DE SAN LORENZO

Una tradición que se renueva con la venerada imagen de Jesús Nazareno Rescatado y que año tras año se consolida con las imágenes del Cristo del Remedio de Ánimas y el Señor del Prendimiento.

El primero, expuesto en su capilla de la parroquia de san Lorenzo. El imponente Crucificado ha vuelto a incitar al rezo penitencial en un barroco montaje presidido por la devota imagen que erguido sobre un monte de iris morado esperaba la veneración de los fieles en el interior de su capilla. El canto gregoriano y el incienso han hecho el resto para vivir una intensa jornada en torno a esta imagen cuya estética nos retrotrae a nuestro mejor Barroco.

Una ráfaga de incienso que escapa por la ojiva de la puerta de san Lorenzo. Una ráfaga que se mezcla con la del vecino santuario de María Auxiliadora, donde Jesús Divino Salvador en su Prendimiento muestra sus manos atadas para besarlas. Un sencillo altar que, en algunos casos, pone de manifiesto que muchas veces menos es más a la hora de elaborar un altar. De este modo, la imagen de Jesús luce este viernes con túnica roja bordada en oro y escoltado con elegantes puntos de luz, todo el conjunto exornado con flor en tonos morados y malvas.

Cae la tarde y en el barrio de san Lorenzo, el trasiego de gente de iglesia en iglesia es contaste, los corrillos en las puertas de los templos, la temperatura algo más elevada y el azahar que ya se vislumbra en algunos naranjos hace que todo sea un anticipo de la esperada Cuaresma que está a punto de llegar.