Con motivo de la festividad del Corpus Christi, Cáritas Diocesana de Córdoba celebra este año, del 28 de mayo al 3 de junio, su tradicional Semana de la Caridad, con la que busca sensibilizar a la sociedad de la importancia de trabajar por la dignidad de todas las personas, a la par que dar a conocer la importante labor que realiza. Una labor que, en el caso de Córdoba, se centra en tres programas principales de acción caritativa y social: su programa de atención a personas sin hogar, de apoyo a familias en riesgo de exclusión y de inserción laboral.

En concreto, y para ayudar a las personas sin hogar, Cáritas cuenta con la Casa de Acogida Madre del Redentor, que viene atendiendo a casi un millar de personas al año, y en la que «seguimos ayudando a muchos hombres de mediana edad, en situación de desempleo de larga duración, escasez de lazos familiares y con problemas de consumo de alcohol en algunos casos», explica la coordinadora de este programa, María Calleja, aunque cada vez más «se encuentran nuevos perfiles y realidades de exclusión», que hace que cada caso sea distinto y requiera una atención y respuesta individualizada. Entre ellos, y además de personas sin trabajo, mayores con pensiones ínfimas, mujeres víctimas de violencia de género, jóvenes, personas con problemas de salud mental, emigrantes, ciudadanos con problemas de desahucios y refugiados, entre otras casuísticas. A todos ellos, Cáritas no sólo les brinda un techo, una cama y un aseo durante el tiempo que lo necesiten, sino que, mediante un acompañamiento personalizado, también les intenta atender en otras necesidades fundamentales como «el afecto, la participación, la libertad, la trascendencia y la protección», explica Calleja.

Sin embargo, no sólo los sin techo son objeto de la ayuda de Cáritas, ya que a través del programa de familias en riesgo de exclusión se atendieron a 228 familias cordobesas en 2017. Este programa está destinado a familias en situación de precariedad y empobrecimiento, en situación de grave exclusión, y a familias en cuyo seno se produce violencia o necesidades especiales de atención sociosanitaria y psicoeducativa. Así, a través de un acompañamiento integral, se busca atender las necesidades que las propias familias demandan, y a partir de ahí Cáritas elabora un diagnóstico y un plan de respuesta.

Por su parte, para contribuir a la inserción laboral de los que más lo necesitan, Cáritas de Córdoba cuenta con dos instrumentos esenciales: la empresa propia de inserción Solemccor y el restaurante-escuela Tabgha, situado en Ronda de los Tejares. A través de ellos se posibilita el acceso al empleo de personas desfavorecidas mediante el desarrollo de un proyecto personal de integración a través de un puesto de trabajo, combinando formación, empleo, y seguimiento social y profesional posterior. Durante 2017 fueron 57 las personas que participaron en este programa, donde el perfil predominante son personas que tienen familias con dos hijos o más y con el cónyuge a cargo, aunque también hay familias monoparentales con dos o más hijos, explica María Calleja. La duración de los contratos que se realizan a través de este programa suele oscilar entre uno y dos años, y la tipología de puestos que se suelen ofertar son de conductores de camiones, confección y costura, y restauración, entre otros.

Junto a estos tres programas principales, Cáritas Córdoba también mantiene su residencia San Pablo para mayores en situación de exclusión social, con 40 plazas; pisos de acogida para reclusos que disfrutan del segundo grado penitenciario; y un servicio de ayuda a domicilio, también mediante la reinserción laboral de personas con la formación adecuada para ello, por el que en 2017 pasaron 59 personas que atendieron a otras 155. En definitiva, una verdadera actitud solidaria con el prójimo y no una mera limosna. Ya que en eso consiste la verdadera caridad.