El doctor Pablo Pérez Martínez acaba de ser nombrado nuevo director científico del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic). Ocupa el cargo que desde el 2015 asumía el biólogo Justo Castaño. El primer responsable científico de esta entidad y uno de sus impulsores fue el padre de Pablo Pérez, el también médico e investigador Francisco Pérez Jiménez. Pablo Pérez Martínez es catedrático de la Universidad de Córdoba, especialista en medicina interna del hospital Reina Sofía e investigador co-responsable del grupo Nutrigenómica y Síndrome Metabólico, del Imibic. Además, Pérez Martínez es investigador responsable del grupo de investigación Nutrición y Enfermedad, del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (Paidi) e investigador del Ciberobn.

-¿Su vínculo con el Imibic se remonta a sus inicios, en el 2008?

-Sí. En esa época acababa de regresar de mi periodo de formación postdoctoral en Boston y había podido ver que este tipo de centros estaban teniendo un gran éxito, aunque aquí los institutos sanitarios todavía no habían impregnado nuestro ADN. Por ello, estábamos expectantes sobre lo que nos aportaría este nuevo modelo de organizar, orientar y gestionar la investigación. Pocos podíamos imaginar en el acto de colocación de la primera piedra el estupendo espacio de cooperación que se estaba gestando y que a la postre ha integrado a un magnífico grupo de investigadores, creando un centro de investigación y traslación de excelencia a nivel nacional e internacional.

-¿Qué papel cree que juega el Imibic en el ámbito de la investigación y qué se puede mejorar?

-El papel del Imibic en la investigación ha sido fundamental en el ámbito andaluz, nacional y también internacional. Para muchos grupos su entrada en el Imibic ha supuesto un antes y un después. La mayoría veían la investigación como un complemento a su actividad asistencial, sin entender suficientemente los ingredientes que tiene la investigación más profesionalizada, basada en la organización en torno a objetivos ambiciosos y evaluables, donde es clave la colaboración con otros grupos, que hasta entonces eran compañeros de trabajo pero no de viaje. Eso permitió que muchos grupos dieran un salto cualitativo y cuantitativo fundamental, potenciando su capacidad para conseguir más fondos públicos y privados, nacionales e internacionales, estableciendo alianzas con grupos complementarios y orientando su investigación hacia una mayor aplicabilidad. De esa forma, el instituto se ha convertido en un espacio de cooperación que integra a investigadores biomédicos procedentes de instituciones con culturas muy diferentes, pero con el mismo objetivo, que es investigar como un solo grupo para mejorar la salud de nuestros pacientes.

-En España hay 29 institutos de investigación acreditados. ¿Qué distingue al Imibic?

-La mayoría de los institutos se concentran en Madrid y Cataluña. Lo interesante del Imibic como instituto sanitario es que ha permitido desarrollar una estrategia muy afortunada, alineada con la articulación nacional de la investigación, tanto con modelos horizontales, como Cibers y redes, junto a otros verticales, como son los propios institutos sanitarios.

-¿Qué principales objetivos se plantea como nuevo director científico de este centro?

-Mi propuesta de futuro va encaminada a potenciar el crecimiento, bajo las premisas de la excelencia y la traslación al entorno sanitario. Ello incluye apostar por la promoción de los jóvenes investigadores, intentando potenciar el talento y la creatividad, para que el instituto siga evolucionando y atrayendo investigadores de excelencia, que ayuden a consolidar el Imibic como un centro de referencia internacional. Además, tenemos que seguir mejorando la captación de fondos internacionales, priorizando los proyectos europeos e impulsando la innovación y la transferencia como herramienta para reducir la brecha existente entre la investigación y las compañías del sector salud. Para ello, va a contribuir la buena salud de la que goza en la actualidad el Imibic, en parte debido a la buena gestión del antiguo equipo de dirección. Por último, y para alinearnos con los nuevos requerimientos del Instituto de Salud Carlos III, trabajaremos en aspectos relativos a los seis principios de investigación e innovación responsable (ética, igualdad de género, gobernanza responsable, acceso abierto, educación científica y participación de la sociedad).

-¿Le gusta ocupar un cargo que su padre estrenó?

-Evidentemente para mí es un orgullo por todo lo que ha representado el doctor Pérez Jiménez, tanto para el Imibic como para la medicina en Córdoba. Él fue uno de los grandes protagonistas de su puesta en marcha, consiguiendo que fuera un motor de desarrollo social y económico de la provincia, en un periodo tan importante para la investigación española, que sentó las bases del futuro de este modelo de gestión de la investigación. Por ello, poder continuar con esa labor que se inició hace más de una década es para mí un auténtico reto y responsabilidad y un motivo de satisfacción.

-¿Cuáles son las cifras clave del Imibic?

-El Imibic cuenta con más de 400 investigadores, agrupados en 39 equipos de investigación que, a su vez, están configurados en torno a cinco programas de investigación que son envejecimiento activo y fragilidad; nutrición, enfermedades endocrinas y metabólicas; enfermedades infecciosas, inmunológicas y trasplante de órganos, así como cáncer (oncología y oncohematología) y enfermedades crónicas e inflamatorias. Los programas nos han permitido organizar la estructura de investigación, centrada en la búsqueda de sinergias entre grupos de diferentes perfiles para el abordaje de problemas de salud relevantes. Además, esto ha servido para intensificar el carácter translacional de nuestra investigación, con la suma de las capacidades de grupos clínicos y de investigación experimental. Estos programas cubren el gran espectro de la enfermedad, dado que se encuentran alineados con las áreas prioritarias establecidas en la acción estratégica en salud del Instituto de Salud Carlos III y con el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea. La idea es seguir trabajando para potenciarlos, aunque hay que reconducirlos hacia los nuevos retos, como es el de la preocupación creciente por las enfermedades raras o el de la sindemia global, debido a la cual la desnutrición, la obesidad y el calentamiento global están suponiendo el problema de salud mas grave para este siglo.

-¿Qué iniciativas empresariales han surgido del Imibic, como es el caso del robot quirúrgico?

-El robot quirúrgico es un buen ejemplo de la estrecha colaboración entre el hospital Reina Sofía y la Universidad de Córdoba y de la importancia que tiene la cooperación de grupos innovadores con otros de orientación más clínica. Pero, sobre todo, es un reflejo de la capacidad del Imibic para entender cuáles deben ser las orientaciones del futuro, basadas en tecnologías farmacéuticas innovadoras y en otras, también pioneras, como la biotecnología, robótica e inteligencia artificial. Hay varias empresas dispuestas a invertir en el desarrollo del robot quirúrgico para que nuestros pacientes se beneficien de ello. El robot fue un éxito del programa de compra pública innovadora y esa línea, en la que el Imibic es pionero, debemos potenciarla. Por último, me gustaría destacar la importancia en el momento actual de la colaboración público-privada y que debemos visualizar como una oportunidad el ir de la mano con empresas del sector salud.

-¿Este instituto de investigación debe seguir creciendo?

-Somos muy ambiciosos y todo el talento que podamos incorporar al instituto será bienvenido. La visibilidad del Imibic ha crecido en los últimos años de tal forma que hemos captado investigadores de excelencia de otras comunidades. Además, recientemente hemos conseguido atraer un programa altamente competitivo, con el objetivo de potenciar la medicina personalizada y de precisión, llamado P2Med. Lo más interesante de dicho programa es que permitirá que seis investigadores internacionales se incorporen al instituto, potenciando a los grupos ya existentes y desarrollando nuevas líneas de investigación. No obstante, nuestras autoridades tienen que entender que los nuevos programas de desarrollo necesitan apoyo para su puesta en marcha y posterior estabilización, lo que se ha hecho con gran éxito en las comunidades más desarrolladas del país y que ha sido muy escaso en nuestro entorno.