La carrera de Medicina es una prueba de fondo que exige al menos diez años dedicados por completo a la formación. El sábado pasado, miles de médicos ya titulados se presentaron al examen para acceder a una plaza de residentes del que aún se están recuperando.

Marina Andrea se decantó por la carrera en 4º de la ESO. «Quería hacer Veterinaria, pero cambié de opinión cuando estudié Biología y me atrajo la idea de conocer cómo funciona el cuerpo humano, el por qué de las enfermedades y cómo tratarlas». Titulada en la UCO, le atrae la medicina interna, la hematología y la neurocirugía, aunque está abierta a cualquier especialidad. Prefiere el hospital, pero tiene en alta estima la medicina de familia «por el trato continuo con los pacientes». El sábado, acudió al examen MIR en Sevilla después de mucho esfuerzo. «Han sido siete meses duros, nada más acabar la carrera ya estás otra vez estudiando, pero no podía imaginar que pondrían ese examen», confiesa, «fueron más de 5 horas de tensión, con preguntas absurdas como la de homeopatía o las kilocalorías mientras cuestiones claves para un médico no aparecían». A eso se sumaron los errores de la plantilla, que además de acrecentar los nervios y la distracción, alargaron la tortura. «Yo pude contestar todas las preguntas, pero salimos todos agotados, fatal, muchos llorando, no esperábamos algo así». Unas 15.000 personas se han presentado en toda España para algo más de 8.000 plazas.