Una de cada diez personas que se enfrentan a la terrible pregunta de si desean donar los órganos de un familiar para ofrecer así la posibilidad de vivir a otros dice «no».

Según José María Dueñas, coordinador de trasplantes del hospital Reina Sofía, «en los dos últimos años 15 personas rechazaron la posibilidad de donar», una cifra que consideran «muy alta aún», por más que a principios de los noventa la negativa en Córdoba estuviera próxima al 50%. ¿Cuál es el motivo de esa negativa? «No hay argumento válido para decir no a la vida, pero suelen ser casos repentinos que dejan bloqueadas a las familias, sin capacidad de análisis y exponen que no sabían la voluntad del donante por no haberlo hablado con anterioridad, por lo que son incapaces de tomar la decisión correcta», señala Dueñas. Ocurre, sin embargo, que «después de decir no, hay familias que vuelven a disculparse porque, tras meditar la respuesta, piensan que se equivocaron».

Aunque exista cierta creencia de que determinadas religiones o grupos étnicos rechacen la donación, lo cierto es que «salvo alguna etnia africana minoritaria, ninguna religión es contraria a la donación y solo el desconocimiento puede ser argumento para tal cosa». De hecho, la mayoría de las religiones han hecho público un manifiesto a favor. Juan Pablo II lo hizo en nombre de la religión católica, la iglesia del pacto evangélico en su reunión anual de 1982, el consejo fiqh islámico, el judaísmo en voz del rabino Elliot N. Dorf... Ni siquiera los testigos de Jehová, que son contrarios a la transfusión de sangre, están en contra de la donación. Según exponen, «la donación de órganos es perfectamente posible y los trasplantes también siempre que no impliquen transfundir sangre», algo que ya se ha practicado en España.

El colectivo gitano, sobre el que pesa también la idea de que muchos muestran su rechazo a la donación de órganos cuando se enfrentan a esta decisión, también ha dado muestras de lo contrario, según el coordinador de trasplantes, que rechaza ese tópico porque su experiencia no es esa, afirma. «Hay muchos embajadores gitanos a favor de la donación de órganos como puede ser Manuel Moreno El Pele, José Mercé, Esperanza Fernández o Rafael de Utrera, entre otros», asegura.

El temor que se esconde detrás de quien rechaza la donación es «el temor a la muerte en sí, normalmente por falta de aceptación de la pérdida de su ser querido o el miedo a la integridad física del cadáver por desconocimiento del gran trabajo que realizan los profesionales para preservarla».