Un grupo de profesionales de la sanidad pública cordobesa (integrado por los médicos de familia José Antonio Prados y Auxiliadora Cabanás; los médicos pre-MIR Julia Alcántara y Jaime Benjumea; las enfermeras Nines Pastor y Yolanda Sánchez y las fisioterapeutas Isabel Huertos y María Luisa Hernández) han estado durante un mes en Picota (Perú) desarrollando una labor sanitaria solidaria, que forma parte del denominado Proyecto Pikota, que ha contado con la colaboración del Servicio Andaluz de Salud (SAS). José Antonio Prados explica que Picota tiene el doble de la superficie de la provincia de Córdoba. En este lugar existen unos 130 asentamientos con ausencia de medios básicos (sin agua corriente, ni luz o higiene, falta de sanidad pública e imposibilidad de costearse la asistencia privada por la escasez de medios económicos de su población).

Esta expedición sanitaria cordobesa, que forma parte de un proyecto de tres años de duración, se quedó sin los medicamentos que portaba desde Córdoba a los pocos días de estar en Perú e incluso pidieron a sus familias que les mandaran dinero para comprar más fármacos. «Hemos realizado un total de 2.280 intervenciones, de las que 1.300 visitas médicas, 10 cirugías menores, 296 atenciones de fisioterapia y más de 200 visitas domiciliarias», apunta José Antonio Prados.

Un familiar de este doctor, el sacerdote Rafael Prados, destinado en Picota por la Diócesis de Córdoba, junto al también sacerdote diocesano Francisco Granados, también han apoyado esta misión. «Los habitantes de Picota son personas que sin tener nada te lo ofrecen todo. Muchos no han sido evaluados por un profesional médico en su vida. Empleábamos hasta seis horas al día en llegar a los 30 asentamientos que pudimos visitar. Caminando por unos parajes de selva preciosos, pero sin asfaltar y llenos de piedras o barro, asistiendo a toda la población que nos daba tiempo durante otras muchas horas. No podíamos pedir pruebas complementarias, la mayoría de las enfermedades se debían a la falta de higiene y salubridad y hemos conocido casos dolorosos de personas que, debido a la falta de una sanidad básica, se han quedado parapléjicas o en otro tipo de graves situaciones que en un medio español no se producirían», resalta Prados.