Si se analizan los presupuestos que se han sucedido desde el 2006, se observa cómo hay proyectos que con el tiempo se han evaporado sin dejar rastro. En esa situación están la autopista de Toledo, el Museo de Bellas Artes o el Archivo Histórico, plasmados en el papel en los años previos a la crisis y en los primeros de la misma, con el Gobierno socialista, y desaparecidos después. También hay iniciativas que surgieron sin nadie esperarlas, como la reforma del Pósito de La Corredera o la mejora de la Cuesta del Espino, que fueron novedades en la etapa del Gobierno del PP, pero que tuvieron corto recorrido.

A estas iniciativas se suman proyectos que, gobierne quien gobierne, unas veces con cantidades más grandes y otras con más pequeñas, han tenido presencia constante en los presupuestos, aunque con alguna ausencia esporádica, y, a pesar de ello, siguen sin ejecutar. Ese es el caso de la biblioteca de Los Patos, presente en trece de los últimos catorce presupuestos y que aún no es una realidad aunque es la que está más cerca de serlo. En la misma situación está la variante de El Viso, asidua en las cuentas, tanto como la autovía de la N-432 (Badajoz-Granada), pero con tan poco dinero que es imposible su construcción. El caso de la A-81 es curioso porque afloró en los presupuestos del 2004 con 67 millones que resultaron un espejismo. Durante varios años ha habido dinero también para la circunvalación de Córdoba que nacería con la A-81, que ya ni está.

Curioso es observar cómo monumentos como la Mezquita-Catedral, e, incluso, Medina Azahara, han tenido reflejado dinero en algún momento. La Mezquita-Catedral, para la que en el 2019 hay previstos 50.000 euros, ya aparecía en cuentas anteriores y hasta con cifras mayores, como las del 2007 y 2008, cuando gobernaba el PSOE. Después, en el 2012 y 2013, ya con el PP, dejó de estar para volver de nuevo en el 2014, desapareciendo a partir de ahí hasta ahora. Medina Azahara, en cambio, solo estuvo dos años. El frustrado Palacio del Sur también fue una inversión contemplada, aunque fugaz, en el 2009.

La falta de ejecución de partidas es una constante gobierne quien gobierne. Proyectos con cifras millonarias como la variante de Espejo, la terminal del aeropuerto y sus hangares, en la etapa del PSOE; o la segunda fase de la variante Oeste y el Pósito, en la del PP, quedaron en nada. De años de bonanza con una inversión de más de 600 y 500 euros por habitante gracias a la autovía A-45, el AVE, el aeropuerto y el primer tramo de la variante Oeste, con lo peor de la crisis se pasó a ejercicios austeros como el del 2017, en el que se tocó fondo con solo 73 euros. Con ese panorama, fue mucho lo que el tiempo se llevó.