Las obras que ejecuta la Junta en la ronda del Marrubial dejaron al descubierto hace unos días los restos arqueológicos de parte del sistema defensivo que tuvo la ciudad en su pasado. Los vestigios de barbacana aparecidos a 3,70 metros de la muralla, junto al colegio de los Trinitarios, indican que en esta zona, al igual que ocurrió en otras, se combinaron dos elementos que conformaban la coraza del Marrubial, ese sistema ideado para impedir el asedio del enemigo.

Hay un amplio informe, elaborado en el 2016 por Urbanismo, cuyo servicio de Arqueología dirige Juan Murillo, que detalla los resultados de los trabajos realizados en la muralla del Marrubial por la escuela taller Murallas de la Axerquía entre el 2008 y el 2010, que aporta mucha información sobre la historia de esta zona y los vestigios hallados allí y en otros puntos del entorno en distintas excavaciones. La intervención arqueológica ayuda a conocer la evolución de la muralla desde el siglo XI y aporta información de periodos anteriores.

Según ese informe, las primeras huellas del pasado son romanas y se conocen a través de los escasos fragmentos de terra sigillata encontrados. Después, ha habido evidencias de una conducción hidráulica, que el arqueólogo Pedro Marfil identificó en 1995 como un ramal del Aqua Nova, pero que el informe ve más como la estructura de captación de agua de un arroyo o canal de riego; y de un canal de mampostería. De época emiral hay pocas evidencias mientras que de la califal se encontraron restos de cerámica que indican ya la ocupación de la zona.

Del final del siglo X hay restos de una estructura que pudo estar relacionada con la primera fortificación que tuvo el Marrubial. El informe indica que, aunque se ha fechado en la primera mitad del siglo XII la construcción del recinto amurallado de la Axerquía, las intervenciones realizadas indican que había «una estructura defensiva anterior, de las primeras décadas del siglo XI». Añade que de la muralla de época almohade no se conservan alzados en la ronda aunque en esta intervención se constató su existencia. Indica, además, que la muralla del siglo XII no siguió la misma línea que la del XI, que acabó siendo arrasada. La intervención permitió saber que la muralla bajomedieval sí aprovechó el trazado de su predecesora almohade.

La barbacana

Según el informe, la barbacana se construyó en el periodo almohade y estaba a 3,10 metros de la muralla a la que defendía. Su existencia está documentada en estudios anteriores realizados por Pedro Marfil en 1995 y quedó patente también en una intervención del 2005 con motivo de la sustitución de un colector.

No obstante, la parte visible de la muralla pertenece al periodo bajomedieval, que también tuvo su barbacana de esa época, cuyos restos se hallaron hace casi una década a 1,98 metros de la torre número doce, en el otro extremo de donde han aparecido ahora.

El documento indica que en el siglo XV existía «una verdadera preocupación por mantener en buen estado el amurallamiento de la ciudad», pero, a partir del siglo XVI ese empeño desaparece y la función defensiva es sustituida por la fiscal. En aquel momento su alto deterioro, que se prolongó hasta el siglo XIX, hacía muy costosa su conservación. En el siglo XIX, la llegada del ferrocarril y otros factores influyeron en la desaparición de gran parte de las murallas y puertas. En el Marrubial, al ser una zona poco poblada hasta el siglo XX, el lienzo de muralla se salvó del derribo.

En el tiempo transcurrido desde su edificación, la muralla ha sufrido «restauraciones, reparaciones y reconstrucciones», entre ellas la de 1923 del arquitecto Félix Hernández y de 1994-1995 de Ismael Guarner. El informe, elaborado justo antes de la primera fase de la restauración que llevó a cabo Urbanismo el año pasado, indica las patologías encontradas, que suponen «una amenaza» para su conservación, y propone subsanarlas. Urbanismo hizo ya una primera fase de restauración y queda la segunda. La puesta en valor de los restos hallados, que completará la restauración, ayudará a conocer mejor los secretos del Marrubial.