Córdoba es una ciudad rica en restos arqueológicos y así lo corrobora cada hallazgo que se produce como consecuencia de cualquiera de las obras que se llevan a cabo. Una de esas obras, la que ejecuta la cadena Aldi para abrir un supermercado en el antiguo local de C&A de Claudio Marcelo, ha sacado a la luz vestigios del pasado romano de Córdobavestigios del pasado romano, del que se esconden numerosos tesoros en el centro. En esas obras han aflorado restos de época republicana y altoimperial. De la primera etapa, del siglo I antes de Cristo, son las cimentaciones encontradas por Arqueoqurtuba de muros que podrían ser de casas, mientras que de la segunda, de la primera mitad del siglo I después de Cristo, son los vestigios de una cloaca que pudo estar ubicada en la zona central de un decumanus. Como relleno apareció una tábula lusoria, un tres en raya.

El Templo Romano, hallado a mediados del pasado siglo, es el «más notorio icono del pasado romano» de la «antigua Colonia Patricia Corduba», como expresa la memoria del proyecto de restauración, elaborado por Urbanismo, que quedó a medio ejecutar dentro del Plan Turístico de Grandes Ciudades. Ese templo, según ese documento, «no constituía un elemento aislado», sino que estaba «rodeado en tres de sus lados por una plaza dispuesta sobre la antigua muralla fundacional y presidiendo un complejo arquitectónico que incluía otra plaza intermedia y un circo». Ese circo, que se perdió en el siglo II por un terremoto, se encontraba en la manzana de San Pablo. El proyecto describe cómo en María Cristina estaba el cardo que flanqueaba la plaza y en Capitulares, la terraza intermedia; y explica que en la planta baja del Ayuntamiento se integraron las cimentaciones pertenecientes al pórtico septentrional de la plaza que había en torno al templo y que en la esquina de Claudio Marcelo con Diario Córdoba se conservan los cimientos del pórtico del lado meridional. El complejo de culto imperial, construido en época de Augusto, abarcaba desde Capitulares a Orive.

Una arqueóloga que conoce bien este entorno es Maribel Gutiérrez, que lleva la empresa Sexto Mario y que está acostumbrada a describir de forma didáctica los tesoros que esconde Claudio Marcelo y sus alrededores en las distintas actividades en las que participa. Una de las curiosidades que cuenta es que Córdoba tiene «el decumanus quebrado». Ese decumano discurría desde la Puerta de Hierro por Alfonso XIII hacía Concepción pero «cuando llega a la zona de San Miguel quiebra por Morería hacia Concepción». Eso ocurre, añade, porque «cuando se construye el conjunto de Claudio Marcelo el decumanus se traslada a la parte de arriba». Esa arteria, señala, «está muy modificada» como consecuencia de la construcción de Claudio Marcelo en 1878, que desde entonces empezó a denominarse «calle Nueva».

En distintas intervenciones en la zona se ha documentado, según la arqueóloga, una «hilera de basas de columna, que, por su orientación, transversal a Claudio Marcelo, se interpretan como basas del pórtico de María Cristina». En Capitulares, explica, se encuentra «el muro de contención de la plaza sobre la que se asienta el Templo Romano, que se denomina antérides». Ese muro no es la muralla, de la que se han hallado restos en la esquina de Claudio Marcelo con Ambrosio de Morales. Esa muralla recorre San Fernando.

En Claudio Marcelo han aflorado estructuras que van desde el siglo I antes de Cristo hasta la época califal «y responden a espacios habitacionales», asevera la arqueóloga, que indica que otro hallazgo fueron los restos de cornisa de una calle romana. «Las calles romanas tenían pórticos junto a las casas para circular cuando había lluvia», aclara. En María Cristina se han encontrado evidencias de que fue una calle de doble dirección por la rodadura de los carros. Hace más de una década, con motivo de unas obras de Emacsa, aparecieron restos de una cloaca romana y del decumano máximo en Alfonso XIII. En esa vía también se hallaron vestigios de «una de las torres que enmarcaba la puerta de la ciudad». Desde María Cristina hacia el Templo hay evidencias de una cloaca de época republicana; y vestigios de cardo y, nuevamente, de cloaca, hay en Las Tendillas.

Como en cualquier historia, en esta también hay misterios, como el de la figura ecuestre de bronce descubierta en 1909 y que sigue sin aparecer. Gutiérrez explica que «la vio el bibliotecario López Amo» pero «la condesa de Hornachuelos prohibió que se sacara por miedo a que la medianera se cayera y se quedó enterrada». El Ayuntamiento intentó buscarla con un detector de metales.

«Todo este sector es reserva arqueológica y las intervenciones que se hacen son mínimas», señala. Según explica, «la principal reforma de la zona fue en 1878, y desde entonces se han modificado poco las construcciones». La actuación «más importante fue en la esquina con Diario Córdoba, donde aparecieron las cimentaciones de las antérides del conjunto».

El pasado no queda ahí y va más allá. La arqueóloga recuerda que restos de termas hay en el edificio que ocupa Bershka; de tabernas (tiendas), en un gimnasio de la calle Santa Victoria; y de casas, bajo el bulevar de Gran Capitán.