La ola de frío que mantiene estos días la ciudad de Córdoba con temperaturas bajo cero tiene su reflejo en la calle, donde duermen a diario decenas de personas. En busca de refugio, parte de esos transeúntes volvieron ayer a hacer cola en los dos albergues que ofrecen plazas extra en estas fechas, la casa de acogida municipal, en Campo Madre de Dios, y la Casa Madre del Redentor de Cáritas. El aumento de la demanda ha completado en los últimos días todas las plazas disponibles, dejando a algunos sin cama por falta de sitio. En la casa municipal, se han habilitado 17 plazas, más tres que quedan reservadas para casos extremos que pueda localizar la Policía durante la noche y en la de Cáritas hay 32, de las cuales 26 son para hombres y 6 para mujeres. Según José Luis Rodríguez, gerente de la casa Madre del Redentor, «este invierno está siendo especialmente duro para las personas que viven en la calle, hay días en los que algunos de los que vienen se quedan fuera por falta de espacio». A diferencia del municipal, en el albergue de Cáritas se habilita el ala de baja exigencia, pensada para las personas que consumen alcohol o alguna otra sustancia y que duermen en la calle, ya que las normas de estos centros prohíben habitualmente el acceso en tales condiciones. Pese a todo, según Rodríguez, «el ambiente es tranquilo porque todos llegan tan cansados que después de ducharse y cenar, se van directamente a la cama».

En Campo Madre de Dios, los usuarios suelen llegar en torno a las 20 horas (sábados y domingos, a las 18 horas) para solicitar una cama aunque las puertas se abren a las 21 horas. Una vez dentro, deben acostarse a las 23 horas y levantarse para el desayuno a las 8 de la mañana. Normalmente, antes de las nueve, hora a la que ayer se registró la mínima de -2,1 grados, están todos en la calle. En Cáritas, el proceso es similar. Abren a las 21.30 horas y acceden por orden de llegada. En las instalaciones, pueden hacer uso de las duchas, el ropero, hablar con los educadores y trabajadores sociales por si necesitan resolver algún trámite urgente y cenar. A las 8 de la mañana, se levantan para el desayuno.

Los que no tienen la suerte de encontrar plaza, deben hacer frente al frío en la calle, en el mejor de los casos, dentro de cajeros automáticos. En el peor, en el suelo. Para amortiguar la situación, Cáritas y Cruz Roja se turnan de lunes a sábado para acudir a distintos puntos de encuentro distribuidos por la ciudad, donde les ofrecen un caldo o leche caliente, una bolsa de picnic, productos de higiene, ropa de abrigo, mantas y sacos de dormir. La unidad móvil de Cáritas, con un técnico y varios voluntarios, salió ayer a socorrer a estas personas. Según Fernando Serrano, «aunque en fiestas se reduce algo, estamos atendiendo entre 40 y 50 personas a diario», explica, «casi todo hombres, más de la mitad cordobeses de entre 40 y 50 años». A los mayores se les intentamos derivar a algún recurso porque «las largas estancias en la calle dejan huella en la salud, sobre todo, a ciertas edades».

Voluntarios de Cáritas atienden a unas personas sin hogar. CHENCHO MARTÍNEZ