El vallado de la Puerta de San Juan, en la calle Magistral González Francés significó ayer, en la práctica, el inicio de una intervención clave para el mantenimiento del más emblemático monumento del arte islámico en Occidente, la Mezquita-Catedral de Córdoba, concretamente, una intervención en las naves 1 y 2 para resanar y en la mayoría de los casos reponer las vigas que sostienen las cubiertas de esta zona del histórico edificios. Para entendernos, la parte más oriental de la ampliación de Almanzor, y aún más concretamente, el entorno próximo a la Puerta de Santa Catalina.

Los trabajos estaban planificados desde hace tiempo pero se les ha dado toda la agilidad posible dado el deterioro que presentan las vigas de madera por el paso de los años, la humedad que asciende desde el nivel freático bajo el monumento, la que proviene de la propia presencia humana y, especialmente, de la acción de los insectos xilófagos, que, pese a la calidad de los materiales, encuentran con todas estas condiciones una forma inmejorable de desarrollarse y atacar a la madera, explicaba ayer a este periódico Manuel Pérez Moya, deán presidente del Cabildo Catedral.

Precisamente, será esta institución rectora del monumento la que correrá íntegramente con los costes de la sustitución de las vigas, todo ello en una operación con un coste de 400.000 euros y para la que la Gerencia de Urbanismo dio la oportuna licencia de obra el pasado 11 de julio. En el expediente constaba la necesidad de intervenir en determinadas cerchas para evitar filtraciones y humedades.

UN TRABAJO CONTINUO / La presencia de termitas que obligan a intervenir en las naves 1 y 2, sin embargo, no debe llamar a la alarma. «Cuando en un monumento tan antiguo como la Mezquita-Catedral no hay andamios... malo», sentenciaba en su día a Diario CÓRDOBA el arquitecto-conservador de la Mezquita- Catedral Gabriel Rebollo. De hecho, la intervención que se ha iniciado no será la última de los próximos años en la tarea continua de preservación de los materiales del monumento, ni mucho menos es la primera gran restauración documentada. Basta recordar lo que dice la lápida junto a la Puerta de Las Palmas que recuerda cómo Abderramán III, solo 172 años después de que su antepasado Abderramán I. construyera el muro norte de la Mezquita, ya tuvo que recomponer entera su estructura en el 958 para evitar que cayera.

Más aun, y sin ir tan lejos, basta recordar en cuestión de intervenciones recientes en el techo de la Mezquita-Catedral que el Cabildo ya restauró a lo largo del 2015 la cubierta de la capilla del Espíritu Santo y la cubierta de la nave 14, correspondiente a la ampliación de Alhakén II, con un presupuesto de 227.872 euros y bajo la dirección de los arquitectos-conservadores Gabriel Ruiz Cabrero, Gabriel Rebollo y Sebastián Herrero Romero. En aquella intervención se desmontó la cubierta y se ejecutó una nueva de madera con diseño y materiales similares.