Francisco y Maricruz lo perdieron todo la semana pasada, cuando un calefactor de aire provocó un incendio en su vivienda del barrio Guadalquivir que arrasó con todo lo que tenían, incluidos sus documentos de identidad. Desde entonces, la pareja, ambos en paro, y sus dos hijos menores se han refugiado en casa de la madre pensionista de él, donde ahora hay «siete bocas que alimentar», dice Francisco, que vive de la chatarra. La reacción de los vecinos del Distrito Sur no se hizo esperar y en unos días los han colmado de ropa y alimentos recogidos de forma espontánea por personas del barrio y alguna que otra empresa.

«Ahora lo que necesitamos es alguien que nos ayude a poner la luz, materiales para pintar y una cama para mis niños», dice Francisco, que ayer cobró los ciento y pico euros de la última ayuda social que le corresponde con lo que su situación, de por sí, ruinosa, parece que va a peor. «Nos han traído como 30 cajas de ropa y alimentos, los vecinos se han portado muy bien», asegura, «estamos muy agradecidos».

Quien aún no se ha personado para comprobar los daños que ha sufrido la vivienda es la Junta de Andalucía. El piso en el que viven de alquiler es propiedad de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA), por lo que cabe imaginar que debe existir algún seguro que pudiera cubrir el incendio. «Tengo que ir a preguntar, pero hemos estado limpiando todo y sacando lo que está quemado primero», explica Francisco. También están a la espera de que el Ayuntamiento les conceda una ayuda de emergencia. «Nos dijeron que nos podían ayudar con eso, pero el problema es que toda la documentación nuestra se ha quemado y las asistentas sociales necesitan los papeles», comenta Francisco, peón de albañil en paro. «Yo no pido dinero, pero sí ayuda con materiales de quien pueda y si nos pueden echar una mano con la luz que está cortada», explica. La vivienda de esta familia, que lleva once años residiendo en este inmueble, no es lo único afectado por el fuego. Los pasillos también han sufrido importantes daños y son los propios vecinos quienes se han puesto manos a la obra para intentar recobrar la normalidad lo antes posible. «Dos familias han puesto algún dinero y un vecino que es pintor está pintando desde arriba él solo», han explicado fuentes cercanas.