Técnicos de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba analizarán la figura de un bañista, "si tiene valor como escultura o es otra cosa", que ha aparecido este viernes en el Puente de Miraflores con el ademán de tirarse al río Guadalquivir, y en función de ello retirarla o no.

Así lo ha reseñado a Europa Press el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, quien considera que habrá que "llevarla al lugar idóneo, que lo normal es que no seael lugar donde alguien ha decidido dejarla sin ningún criterio y sin ninguna razón".

Al respecto, informa de que "hay una normativa legal que afecta a todo el mundo y obliga a través de un procedimiento ordenar qué sitios se pueden ocupar y qué sitios no con esculturas o propuestas vecinales o lo que sea que surja", de manera que en este caso "habrá que tramitarlo por el procedimiento legal oportuno".

En este sentido, explica que "primero habrá que valorar si es una escultura y tiene valor como escultura o es otra cosa", y a partir de ahí, "ordenarlo dentro de la ciudad bajo los criterios que los técnicos y responsables del área de Cultura nos indiquen". A tal efecto, "lo que nos digan será lo que prime y desde el conjunto del Ayuntamiento lo asumiremos de esa manera", como señala Nieto, quien apunta que "lo contrario es improvisar y eso no es útil para nadie".

En definitiva, el alcalde subraya que "tenemos que intentar ser una ciudad ordenada y razonable", que, a su juicio, supone "responder a criterios que no sean improvisados y no sean a raíz de iniciativas casi como una broma", que, de hecho, "nos hemos encontrado de ese tipo muchas".

En concreto, el bañista está vestido a la usanza de principios del siglo XX, con todo el ademán de tirarse al río Guadalquivir desde el puente de Miraflores, es de carácter hiperrealista y realizado a tamaño natural. Muestra el momento en el que uno decide si lanzarse o no al agua.

Cabe destacar que en abril de 2006 apareció junto al mismo puente la escultura del Hombre Río, aunque semihundido en el agua, concretamente estaba anclada en el lecho del Guadalquivir y representaba a una persona plácidamente recostada en el río.