Adquirir una mascota es la decisión que se toma en la mayoría de los hogares cordobeses. Asimismo, muchos son los animales domésticos que aparecen cada año sin compañía en las calles de la ciudad. Este es un problema social del presente, que se viene dando desde tiempo atrás y que trae un mensaje implícito: la necesidad de tomar conciencia.

Miles de perros perdidos llegan cada año a los refugios de Córdoba capital y provincia; en concreto, en el registro del año pasado se contabilizan unos 1.730 perros abandonados, de un total de 105.000 canes censados en Córdoba, según los datos proporcionados por el coordinador del Centro de Control Animal de Sadeco (Ceca), Enrique Flores.

Y no sólo se encuentran solos, sino también sin identificación, lo que imposibilita que las asociaciones de ayuda animal o la Administración puedan facilitar su vuelta a casa. «El concepto abandonados se refiere a no identificados y se consideran abandonados porque no sabemos quien es el propietario», explicó Enrique Flores, quien además añadió que «un animal que no ha podido ser identificado por su dueño, indica como mínimo una falta de responsabilidad del propietario, aunque no necesariamente porque su dueño no lo quiera» ya que, en algunos de estos casos, los animales se han escapado.

De cualquier forma, tener una mascota requiere de un compromiso y una dedicación que no siempre es fácil, pero se debe asumir de forma inexcusable en cuanto se incorpora al hogar, al igual que la implantación del microchip subcutáneo de identificación, que permite devolverlo a su propietario fácilmente, impidiendo así el abandono.

En el caso de los perros de caza, la situación se agrava aún más, como explicó Patricia Almansa, presidenta de la asociación Galgos del Sur : «El refugio tiene una capacidad para 80 animales y ahora tenemos más de 100 galgos, estamos hasta arriba, como si fuera el final de la temporada de caza en febrero». Por la mixomatosis, enfermedad que han adquirido las liebres, los galgueros no están cazando y en su lugar, están descartando a aún más perros de los que suelen, abandonándolos en malas condiciones.

En Galgos del Sur reciben a los galgos, analizan su estado de salud, tratan sus enfermedades, los castran para controlar la superpoblación y los preparan para la adopción por familias corrientes, siendo este su objetivo final. Sin embargo, para cambiar esta realidad hay que atacar a la raíz del problema y este asunto se escapa a las posibilidades de la asociación: «Mientras los galgueros sigan haciendo lo que quieren con los perros de forma totalmente impune, esto no va a cambiar», dijo Patricia.

Como solución al abandono, Enrique Flores reconoce la importancia de instruir a los ciudadanos desde niños: «La solución es educativa, hay que seguir trabajando, sobre todo a nivel de colegios». Se pide cooperación, educación social y voluntad política para evitar seguir con este problema; el cambio a una situación mejor no será producirá mirando hacia otro lado.