Pipper no es un perro cualquiera, ya ha recorrido 18.000 kilómetros con su dueño en una pequeña odisea en la que ambos investigan el mapa turístico dog friendly por toda España para llamar la atención sobre las dificultades que tienen las personas que viajan con animales domésticos para hacer vida normal en los lugares de destino. Pablo Muñoz, periodista donostiarra propietario de Pipper, no había tenido nunca perro hasta hace tres años. «Pipper me hizo ver hasta qué punto los perros humanizan a las personas, porque te obligan a dejar a un lado los móviles, a salir a pasear, lo que también promueve el contacto con otras personas», afirma, al tiempo que recuerda que en España hay 10 millones de personas con perro «y creciendo». Este factor, recalca, lo hace además «un segmento turístico en alza para el que aún no se ha desarrollado una oferta suficiente que permita viajar y consumir en bares, hoteles, restaurantes, con tu perro». En su opinión, contar con más establecimientos de este tipo «ayudaría además a reducir el número de animales abandonados». A diferencia de Córdoba, donde prevalece la restricción como norma, Pipper ha estado en otras ciudades más abiertas como Gijón, «que ha hecho del sello dog friendly una fórmula de promoción de la ciudad», destaca Pablo Muñoz. En su trayecto esponsorizado por firmas como la Junta de Castilla y León o Renfe, el paso de Pipper ha logrado algunas conversiones, como la del Museo de Carruajes de Sevilla, que ahora admite la entrada de perros. Otro punto clave, según Muñoz, es la educación de los perros, ante lo cual sugiere «combatir con sanciones ejemplares la impunidad de los infractores para evitar que paguen justos por pecadores y que una minoría genere una falsa sensación de que los animales domésticos deben estar al margen de los espacios públicos».