Un lunes con frío e intenso viento invitaba a pasar la noche en casa en modo sofá. Pero hubo quienes decidieron resguardarse del gélido día en el teatro Góngora bajo el calor de las coplas de carnaval. Buena elección, pues la cuarta función de preliminares dejó notas positivas. Una señal más de que el final de este primer pase se acerca y los grupos quieren causar su mejor impresión a un jurado que esta noche emitirá su primer veredicto.

Regresando a la sesión, el cuarteto de David Reyes Madre mía alzó el telón con golpes simpáticos, como el de su primer cuplé sobre los reducidos camerinos del Góngora o en su tema libre. Le secundó la primera chirigota de la noche. Desde Fuente Palmera, Los gamberros del takataka quisieron recordar en su segundo pasodoble la tristeza que supone para una persona mayor vivir en una residencia. Pero su segunda parte tuvo puntos de humor, sobre todo en su popurrí. El primer tercio de la función lo completó la comparsa de Belmez Los charlatanes. Su segundo pasodoble puso en bandeja el doble poder de la palabra en función de si lo dice «la inocencia de un niño» o «bocas traicioneras, que tienen un poder que te embauca».

Una chirigota cordobesa, Es mucho arroz pa tan poco pollo, hizo en el Góngora una demostración sobre cómo hacer un buen arroz en un perol, además de sacar más de una sonrisa al respetable. Esas buenas sensaciones continuaron con la comparsa La clandestina, de nueva creación pero cuyos componentes ya tienen muchas tablas. Evocando a la saga El padrino, este grupo lanzó un dardo envenenado a Isabel Ambrosio, alguien «que aún no la he visto pasearse entre mi gente».

La chirigota Nos vemos en la final dio paso al último tercio de la sesión con un pasodoble inédito sobre la ludopatía.

La penúltima comparsa de la noche, La comparsa más mala, mostró todas las miserias de la actual sociedad e invitó a todos a acudir a su reino, «pues no es tan malo como dicen» ya que «quieren manejarte con la palabra de Dios». Su segundo pasodoble fue una lanza endemoniada para La Manada, pues «saciaron todas sus pasiones con una presa acorralada», de la que no vieron sus «lárgimas de sufrimiento».

La chirigota femenina Las brujas del caralibro explicó todo tipo de hábitos, positivos y negativos, de las redes sociales. Por último, la comparsa Los incondicionales dejó por un rato la frialdad de un hospital para pisar las tablas del Góngora y mostrar su «orgullo de payaso» con una gran actuación.