La sede del Colegio de Arquitectos de Córdoba, órgano que dirige Felipe Romero, acogió ayer el pleno del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Arquitectos, al que asistieron los decanos de los órganos colegiales de toda Andalucía. Aunque la sesión era de carácter ordinario para abordar asuntos internos de los colegios, durante la visita de los máximos representantes de estos órganos, el presidente del consejo andaluz, Luis Cano, expuso la situación de crisis que atraviesan los arquitectos desde hace una década y las fórmulas que utilizan para subsistir.

«La profesión está pasando durante los diez últimos años la mayor crisis que ha tenido en su historia», señala Luis Cano, ya que «se ha reducido el volumen de trabajo en un 90%» y «casi se ha duplicado el número de arquitectos porque en la época de bonanza comenzaron a proliferar las escuelas de arquitectura y hay un número excesivo en España». Esto da como resultado «poca oferta de trabajo y una gran demanda» por parte de los arquitectos. En este sentido, indica que «la arquitectura está desmedida, no hay proporción entre el mercado laboral y los nuevos titulados». Por ello, «los jóvenes, para iniciarse en la profesión, tienen que optar a trabajos mal remunerados o a salir de España». Gracias a su «doble formación técnica y humanística, que no es habitual en Europa o en el resto del mundo», señala, los arquitectos españoles son «muy apreciados» y tienen «gran facilidad para conseguir trabajo fuera de España». No obstante, «hay problemas de habilitación porque las legislaciones y las formas de trabajar son diferentes» y les cuesta «darse de alta en los colegios profesionales y tienen un trabajo de asalariados respecto a grandes oficinas de arquitectura».

Con la crisis, explica Cano, los arquitectos «se están diversificando» y «empezando a trabajar en otro tipo de actividades», como «gestión en empresas o trabajos que hasta ahora eran realizados por ingenierías o por otro tipo de profesionales, de consultoría».

El presidente del consejo se refirió también a la inspección de edificios, que en Córdoba sigue sin dar frutos. Cano asegura que «la inspección técnica de edificios es un caballo de batalla en todas las provincias, no se está haciendo de forma rigurosa y no está funcionando», a excepción de Sevilla o Málaga, donde hay «mayor concienciación».

Aunque los arquitectos siempre han visto la inspección como una nueva línea de negocio, Cano señala que «la rehabilitación no puede ser la solución del trabajo de nuestra profesión, pero sí es un campo en el que se puede y debe avanzar, no solo por el trabajo del arquitecto sino por la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos y de las propias ciudades». En cualquier caso, considera que «la rehabilitación necesita de fondos públicos y en los últimos años las inversiones son cada vez menores». Como ejemplo pone las «comunidades de vecinos que se han embarcado en el proyecto de colocación de ascensores, que se quedan a mitad porque las subvenciones concedidas no llegan y no tienen recursos».