La reforma del Palacio Episcopal sigue a la espera de licencia. El proyecto, que cuenta desde julio con resolución definitiva y favorable por parte de Cultura, no ha recibido aún licencia para ejecutar las obras, que lleva pedida desde mayo del 2017. En marzo de este año la reforma se encontraba atascada por una escalera volada prevista en la torre que se alzaba sobre parte de los restos arqueológicos existentes y por la primera planta del cuerpo acristalado, que no terminaban de convencer a Urbanismo a pesar de que el Obispado aseguraba que ya se habían realizado modificaciones que atendían las demandas del organismo municipal.

Desde marzo ha habido, a petición de Urbanismo, cambios en el proyecto que afectan a los dos elementos objeto de controversia. Así, y según ha podido saber este periódico, la escalera desaparece, por lo que el acceso a la primera planta se hará por la que ya existe en el interior de la torre y que tiene una anchura de 1,20 metros. Además, el nuevo cuerpo acristalado (ideado tras la aparición de los restos del alcázar califal para integrarlos), que tenía en su parte alta una galería descubierta con una baranda de cristal y una especie de visera, también se retoca, desapareciendo este último elemento. Tras la resolución de Cultura, emitida el 10 de julio, Urbanismo solicitó más documentación, que fue presentada a finales de ese mes.

La resolución de Cultura, a la que ha tenido acceso este periódico, está firmada por el delegado territorial, Francisco Alcalde, que autoriza el proyecto básico reformado para ampliar los espacios expositivos del Museo Diocesano alrededor del patio de carruajes del Palacio Episcopal. El documento incluye tres «prescripciones y recomendaciones». En primer lugar, incorporar en «el proyecto de ejecución algún elemento que matice el impacto visual del muro cortina de vidrio de la fachada al patio de carruajes». En segundo lugar, definir «completamente los contenidos interpretativos de la Mezquita-Catedral», que el Obispado deberá presentar a Cultura para su valoración. En tercer lugar, que las obras deben realizarse con control arqueológico.

El proyecto, que lleva con la licencia pedida desde mayo del 2017, tiene un largo recorrido desde que Cultura autorizó la primera versión en el 2013, que logró permiso de Urbanismo y que derivó en obras en el 2015. Sin embargo, la aparición de restos obligó a realizar un anteproyecto y un proyecto básico reformado posterior. En esa trayectoria, la iniciativa ha tenido ya varios informes favorables de Cultura, el último, de octubre del 2017, tras el que ha recibido documentación en cuatro ocasiones.

El informe de Cultura de julio se refiere al documento presentado en abril del 2018 e indica que, en relación al informado en octubre del 2017, la novedad es la eliminación del nivel superior del cuerpo acristalado, que se queda en una sola planta. Cultura indica que debe elaborarse una memoria que defina con detalle y de forma clara los aspectos de la versión final, ya que detecta algunas «contradicciones». Aunque reconoce que «el tratamiento del patio de carruajes ha mejorado», aconseja «regularizar su diseño con la sobriedad que corresponde al edificio» e insiste en algo que ya aparecía en informes anteriores, la necesidad de definir los contenidos interpretativos de la Mezquita-Catedral. Cultura recomienda revisar «la modulación de la fachada al patio» y «la situación de los soportes interiores», así como detallar el diseño de un falso techo. Por último, aconseja que los lucernarios mantengan el acabado de piedra.