Benito Martínez Fernández conoce bien la historia del cine Almirante y de otros que, como él, llenaron durante unos años de fantasía la vida de los cordobeses para después cerrar o desaparecer. «Siempre fue un cine de reestreno», como el «Osio o el Séneca», que «no tienen historia», y «tuvo una vida apagada», recuerda. Benito relata que «proyectaba películas que se echaban antes en el centro y que a las semanas llegaban allí». A pesar de ser «un cine de barrio», estaba «bien dimensionado», señala, «bien equipado, con pantalla grande, proyectores buenos y mil butacas».

Este experto en cine asegura que su nombre, Almirante, «fue un invento de Sánchez Ramada», al que «se le ocurrió» porque «en el Parque Figueroa había calles de marinos». Pero su vida fue corta y con la crisis de las salas de este tipo «lo cerraron», al igual que ocurrió con el Fuensanta, que se perdió en la memoria de otro tiempo.