Pepi Bueno nació en Córdoba «en la calle Jesús Nazareno», pero lleva 47 años en Tarragona. «Llegué aquí con 16 años, con mi padre» y aunque siempre tiene planes de volver a Andalucía, sus hijos y sus nietos la retienen en Cataluña. «Que yo sepa, ninguno de mis hijos es independentista», dice entre risas, al tiempo que asegura que «en casa no hablamos de eso».

Como otros andaluces que emigraron a Cataluña, recuerda que nadie les regaló nada y que a día de hoy son tan catalanes como los nacidos allí. «Aquí vinimos todos a trabajar, mi padre era soplador de vidrio y yo estuve trabajando en una empresa de laboratorio», explica, «no estoy de prestado, lo que tengo me lo he ganado yo y, como el resto de catalanes, he pagado mis impuestos».

Pepi, rodeada de amigos andaluces, asegura que después de tantos años viviendo en la comunidad catalana, quiere mucho esta tierra, «quiero mucho Tarragona», afirma, «vivo aquí muy a gusto, quizás porque estoy en una comunidad en la que hay mucha gente de Andalucía». El procés y la división que se está generando en los últimos años la vive «con pena, con mucha tristeza».

El 1 de octubre no piensa ir a votar y confía en que no haya disturbios. «Hay quien dice que debemos ir a votar para decir que no queremos la independencia, pero yo digo que, si el referéndum es ilegal, para qué vamos a ir a votar?». Otra cosa, añade, es que la cita electoral no se hiciera contradiciendo la Constitución. «Si se convocara legalmente, de otra forma, muchos como yo iríamos a votar para decir que no, pero así, es mejor no ir porque entonces es como si les diéramos la razón».