Este otoño, desde que las temperaturas mínimas empezaron a bajar próximas a los cero grados en gran parte de la provincia, los catarros se están volviendo más persistentes de lo habitual y más graves. Los asmáticos y personas que padecen enfermedades pulmonares como la EPOC, asma u otras están notando más sintomatología propia de sus dolencias. Quienes suelen presentar el síndrome de ojo seco (asociado a la falta de humedad) están haciendo más uso del habitual de la lágrima artificial. Algunos alérgicos están notando síntomas como los del inicio de la primavera y lo que va a ser peor, los casos de gripe se van a agravar y la culpa de todo la tiene la sequía, ese déficit tan acusado de precipitaciones que padece Córdoba y toda España.

Cambio en la previsión

El doctor José Antonio Ordóñez Pozo, de la unidad de gestión clínica de Puente Genil y médico que forma parte del Grupo Centinela de Vigilancia de la Gripe en Andalucía (formado por un laboratorio de referencia situado en Granada y por una red de 114 facultativos de toda la comunidad), expone que «la campaña de la gripe de este año se preveía que iba a ser altamente contagiosa, o sea que iba a afectar a bastantes personas, aunque de forma moderada como en los dos últimos inviernos». Sin embargo, «con este ambiente seco la situación ha cambiado y va a seguir habiendo bastantes afectados, pero su situación se agravará», avanza. Los médicos centinela, como este facultativo, se encargan de informar cada semana de la situación epidemiológica de la gripe durante toda la temporada, desde octubre hasta mayo.

«Cuando se hizo la previsión de gripe para esta temporada hace dos meses no imaginábamos que la sequía iba a ser tan acusada y que casi al final de noviembre el tiempo iba a ser como el de septiembre, por las temperaturas tan suaves que se registran en las horas centrales del día, y que las lluvias caídas iban a ser casi nulas. Este escenario propicia una mayor agresividad del virus de la gripe y va a hacer que sus síntomas sean más persistentes», apunta José Antonio Ordóñez.

«El cuadro clínico de la gripe seguirá siendo igual, tos, fiebre, dolor de huesos y de cabeza, congestión nasal, malestar general, pero estos síntomas se recrudecerán, sobre todo a partir de diciembre que es cuando crece la incidencia, porque la previsión no es nada optimista en lo que se refiere a lluvias», añade.

Vacunación y neumonía

Ordóñez recuerda que la vacuna antigripal de esta temporada contiene las cepas que se prevén más frecuentes este año, por lo que deben vacunarse los grupos de riesgo (enfermos crónicos de cualquier edad, personas mayores de 65 años, embarazadas, profesionales sanitarios, cuidadores, integrantes de fuerzas y cuerpos de seguridad, entre otros). «Quienes corren más riesgo de sufrir la gripe durante esta campaña son los pacientes no vacunados con enfermedades crónicas y mayores con cardiopatías, diabetes o enfermedades respiratorias, ya que si no se vacunan sus patologías se pueden agravar y también pueden padecer una neumonía secundaria», señala este médico. «Por eso, es importante vacunarse, porque una neumonía puede ser fatal», resalta. «Debemos prestar especial atención a las personas mayores y recordarles que deben vacunarse, además de frente a la gripe, de forma anual, contra la neumonía cada 5 años, como posibilita el sistema sanitario público andaluz, para prevenir la aparición de esta grave enfermedad», indica este facultativo.

«El clima actual, con tanta diferencia entre las temperaturas máximas y las mínimas, afecta más a las personas mayores de 65 años y enfermos crónicos porque su sistema inmunológico no está preparado para estos cambios tan bruscos de temperatura», insiste este experto.

Resfriados eternos

José Antonio Ordóñez recalca que, como consecuencia también de la sequía y del ambiente seco, el virus catarral que afecta a bastante población cuando llega la época del frío y que es un virus oportunista que ataca el sistema inmunológico cuando está más débil, se está volviendo más duradero y provoca que algunos afectados se reinfecten. Se caracteriza por ser un catarro de vías respiratorias altas, sin la agresividad de la gripe, pero con síntomas como posible febrícula, malestar general, continuo moqueo, congestión o dolores musculares. Además, debido a que no se limpia el ambiente, porque no llueve, el mismo virus del catarro puede asociarse a cuadros gastrointestinales, también propios de esta época, y que se pueden repetir hasta en más de una ocasión en la misma persona.

Alergias por el ‘veroño’

La falta de humedad y este clima que popularmente se está conociendo como veroño afecta a su vez de forma clara a enfermedades autoinmunes como el asma y las alergias y causa el síndrome del ojo seco, lagrimeo o picazón. La jefa de Alergia del hospital Reina Sofía, Carmen Moreno, argumentó recientemente en este diario que las altas temperaturas que se vienen registrando en octubre, noviembre y diciembre en Córdoba provocan que exista como una segunda primavera. Cuando llueve en otoño, que está siendo en poca cantidad total, y luego hace más calor del que es normal para esta época del año, crecen hierbas silvestres que a veces pasan desapercibidas porque no se ven y son las que causan síntomas parecidos a los del polen de gramíneas en primavera, aunque con menor virulencia. En esta misma línea, Ordóñez precisa que «en las consultas de Primaria estamos atendiendo en estos momentos a pacientes asmáticos polínicos, porque está habiendo alergias fuera de su fecha habitual».