La iglesia de la Magdalena acogió anoche una nueva edición del Pregón del Costalero, un acto que, organizado por la hermandad de la Sagrada Cena, estuvo a cargo del cofrade de las hermandades del Huerto y la Merced, entre otras, Salvador Giménez Molina, quien fue presentado por el cofrade David Pinto Sáez.

El pregonero fue desgranando un texto cargado de mensaje con el mundo del costal como trasfondo. Así, tuvo palabras para expresar los sentimientos que desprenden el hecho de los preparativos de la Semana Santa, si bien señaló, a la vez que lamentó, que «se está perdiendo el verdadero significado». Salvador Giménez abogó por los cristianos perseguidos, poniendo de ejemplo la propia ciudad, que no en balde es la «segunda capital de Santos Mártires».

Asimismo, se refirió a aquellos que llegan a las cofradías a través del costal, si bien señaló con rotundidad que tras este paso por el costal hay que seguir al servicio de la cofradía, invitándolos a «coger una túnica».

Con nostalgia y con palabras de reconocimiento recordó la labor realizada en el mundo del costal por reconocidos capataces como Rafael Muñoz, Ignacio Torronteras o Rafael Sáez.

Ya en la recta final, el pregonero puso en valor la figura del costalero a la vez que les pidió que sean siempre servidores de la cofradía, «manteniéndose en el anonimato».

Como viene siendo habitual en los últimos años, en el acto del pregón intervino la agrupación musical de la Sagrada Cena, que interpretó un escogido repertorio de marchas.

Al finalizar el acto, el hermano mayor de la corporación del Jueves Santo, Manuel Bonilla, entregó un recuerdo al protagonista de la noche, en concreto una fotografía enmarcada de la titular mariana de la cofradía, María Santísima de la Esperanza del Valle, que este año hará su primera salida procesional el próximo Jueves Santo.